«Trabajo de cara al público y me da vergüenza reírme», afirma Rosa Huerta, vecina de València a la que presuntamente han estafado 10.000 euros por un tratamiento de ortodoncia para ella y para su hija.

«Me salió un anuncio por redes sociales y elegí la clínica. Me quitaron los implantes, me rasparon la mandíbula y me volvieron a poner los mismos implantes. Sufro paradas intestinales y sinusitis por las infecciones que me han producido los tratamientos de Idental y, además, me dejaron un año sin dientes. Me han mutilado toda la boca y mis bolsillos», sentencia la afectada a Levante-EMV delante de la clínica de Idental en la calle Mariano Cuber de València.

«Entré al dentista para valorar un tratamiento y salía con fecha para empezar a tratarme y con más de media financiación para la reparación de mi boca. En un piso estaban los médicos y en otro los comerciales que firmaban el contrato con la financiera. Era todo una mentira, pero no nos hemos dado cuenta hasta el final. Vamos a hacer una manifestación en las próximas semanas frente a la Conselleria de Sanidad para reivindicar nuestra dignidad», asegura Sol Sánchez, damnificada y presidenta de la plataforma de Afectados por Idental.

Las puertas de la clínica están cerradas con unas cadenas. Los carteles comerciales ya no están colgados de la fachada y solo el mostrador en el interior, oscura y desahuciada, aparece como único rastro identificador de Idental.

Solo unos carteles pegados en la pared de la plataforma de Afectados por Idental con un teléfono de contacto se muestran como salvavidas para los pacientes en el océano de afectados. La voluntad de barrer el pasado de una empresa «para comprar el silencio de los afectados» -dice Sánchez- que, cada día, acuden a las consultas para ir al dentista.

Es el caso de Pedro Navarro, presente en los aledaños de Idental: «La enfermera me tenía que sujetar del dolor que me hacían porque no me hizo efecto la anestesia. Me quitaron los dientes con infección y me pusieron unos implantes que rechacé porque la zona estaba afectada. Hace tres días vine para una revisión y me encontré con las puestas cerradas», manifiesta.

Milagros Gámiz entró hace tres años en Idental y pagó por un tratamiento 2.000 euros cuando, ahora, los dentistas han estimado en 10.000 euros su reparación. «Acudí a ellos porque era muy barato y me hacían el tratamiento con el 70 % avalado por la financiera. Me pusieron un implante torcido, a los tres meses me los arrancaron y no me los han terminado», sentencia.

Mari Carmen, también perjudicada, explica que «tengo pus desde el oído hasta la mandíbula y cada veinte días me tengo que tomar antibióticos. El único objetivo de esta empresa era poner implantes. Esos implantes estaban caducados, eran de plástico y cada semana se me rompían», argumenta.

Juan Guilló acudió a la clínica con un presupuesto de 3.5000 euros «por salud bucal» y cuenta que los dentistas trataban «con los mismos guantes a otros pacientes. Eran antihigiénicos y por eso me voy a hacer las pruebas de VIH y hepatitis. Han acabado con mi calidad de vida porque no puedo siquiera masticar».

Vicente Inglada, secretario de la Unión de Consumidores de la Comunitat Valenciana, asegura «que están buscando una solución judicial. Estamos entregando pruebas a la Fiscalía de lo Mercantil para que reabra el caso la de lo Penal porque se trata de un delito de estafa».

Inglada argumenta que «hemos conseguido la suspensión de pagos de varias financieras pero siempre aconsejamos que paguen». Fernando Móner, presidente de la Asociación Valenciana de Consumidores y Usuarios, explica por su parte que «ya han asesorado a más de 150 perjudicados».