Una niña de 10 años de edad, residente en un municipio de l'Horta Nord, falleció el pasado martes en el Hospital Clínico de València minutos después de ser sometida a las pruebas de alergia que había aconsejado su pediatra.

De momento, los médicos no han podido establecer una relación causa-efecto entre los pinchazos de alergenos y la muerte de la pequeña, y será la autopsia la que determine qué le provocó la súbita reacción que derivó en su fallecimiento.

La niña, acompañada de sus padres, acudió al servicio de alergología del Hospital Clínico de València, su hospital de referencia ya que la familia reside en un municipio de l'Horta Nord.

La menor fue sometida a las pruebas de alergia habituales, que se basan en la administración de 12 alergenos distintos -los más frecuentes, que van desde lácteos a pescados, pasando por distintos pólenes y ácaros, y que se adaptan a cada paciente en particular- mediante el llamado prick test, que consiste en realizar punciones superficiales mediante las que se introduce la sustancia en la piel.

Uno de los pinchazos, el de control positivo, siempre contiene histamina, la sustancia que todo ser humano libera en la sangre cuando se produce una reacción alérgica, por lo que esa punción servirá de guía para observar el comportamiento de los demás alergenos administrados.

Para ello, se pide al paciente que espere en una sala contigua a la consulta durante alrededor de media hora para comprobar la intensidad de la reacción en función de cada alergeno y determinar el diagnóstico y el tratamiento futuros.

Se trata de una prueba sin apenas riesgos, por lo que los médicos del Clínico «no se explican qué pudo suceder en el caso de la menor fallecida», afirmaron ayer fuentes de la Conselleria de Sanidad, que insistieron en que «la niña fue inmediatamente atendida y se volcaron en intentar revertir la situación, pero fue muy rápido y no pudieron remontarla».

Según la información a la que ha tenido acceso Levante-EMV, la niña ya había terminado las pruebas y la pequeña se disponía a abandonar el hospital con su familia. La menor fue al baño y, al salir, comunicó a su madre que sentía un dolor de cabeza muy intenso y súbito, y a continuación se desplomó.

La pequeña fue sometida a maniobras de reanimación cardiopulmonar durante un largo periodo de tiempo, pero los médicos no lograron salvarle la vida.

Inicialmente, la pretensión era practicarle una autopsia clínica en las instalaciones del hospital, pero finalmente se optó por trasladar el cuerpo al Instituto de Medicina Legal ayer por la mañana, para que sean los forenses de este organismo quienes determinen las causas de la muerte.

Los alergólogos llevan años alertando sobre el aumento de las anafilaxias letales, esto es, las reacciones alérgicas fulminantes que causan la muerte en apenas 10 minutos.

De todos modos, desde Sanidad insisten en que los médicos encuentran «inexplicable» lo sucedido y consideran que no sólo «no ha habido mala praxis en la realización de las pruebas», sino que, además, «la parada cardiaca fue muy extraña y aparentemente no relacionada con esas pruebas», por lo que «son los primeros interesados en conocer cuanto antes los resultados de la autopsia para saber qué ha pasado en este caso».