La Conselleria de Sanidad pidió ayer prudencia y tiempo para conocer las razones de la muerte de la niña de 10 años que falleció el pasado martes en el Hospital Clínico de València, minutos después de ser sometida a las pruebas de alergia conocidas como prick test, tal como informó ayer en exclusiva Levante-EMV. De momento, el proceso está paralizado a la espera de conocer los resultados de la autopsia que le fue practicada ayer a la pequeña en el Instituto de Medicina Legal de València, y de la que no han trascendido aún datos.

Los forenses han tomado muestras de tejidos que serán sometidos a análisis toxicológicos, cuyos resultados podrían tardar varias semanas en ser conocidos. En principio, la menor falleció como consecuencia de una parada cardiorrespiratoria que no pudo ser revertida por los médicos y que siguió a una crisis muy aguda en los minutos inmediatamente posteriores a la realización de la prueba.

La niña, tal como informó ayer este diario, ya había terminado la prueba y se disponía a irse a casa con sus padres. Pidió ir al baño y, al salir, se quejó de un fuerte y súbito dolor de cabeza, tras lo cual cayó desplomada, sin que los facultativos lograran reanimarla.

Los forenses intentan establecer si se trató de una muerte súbita ajena a la práctica de la prueba de alergología, que fue solicitada por su pediatra, o si sufrió una anafilaxia letal, esto es, una reacción alérgica aguda que la condujo a la muerte en cuestión de minutos.

En este sentido, la consellera de Sanidad, Ana Barceló, pidió ayer «responsabilidad y prudencia» hasta conocer los resultados de la autopsia. «Tristemente, no sabemos todavía nada», dijo Barceló, quien añadió que tampoco saben «que haya ninguna vinculación sobre las pruebas que le estaban realizando con el triste fallecimiento».

Por su parte, la presidenta de la Asociación Valenciana de Alergología e Inmunología Clínica (AVAIC), Mónica Antón, aseguró ayer que el riesgo para el paciente de una «consecuencia fatal» tras una prueba de alergia es «muy bajo, mínimo» pero «puede existir».

Antón, quien defendió que es «imprescindible» que esas pruebas sean realizadas siempre por especialistas en alergología, señaló que, a título personal, considera que la muerte de la pequeña no está relacionada con la prueba.

«Sí que es verdad que las pruebas de alergia tienen un riesgo pero es muy bajo el porcentaje de que puedan aparecer reacciones alérgicas graves y que provoquen una anafilaxis o una crisis de asma», indicó la especialista.

Mónica Antón recordó que debe haber un kit de emergencia equipado con adrenalina para poder resolver cualquier reacción, los extractos deben ser conocidos y en la dilución adecuada para que no exista riesgo para el paciente y no deben realizarse pruebas sobre una piel en mal estado o con tatuajes. Y agregó que para las pruebas cutáneas «habitualmente no existe ninguna contraindicación absoluta de su realización».