De una cosa no hay duda para unos y para otros en el PP: la Comunitat Valenciana es clave para hacerse con el liderazgo del partido y para intentar, en un segundo paso, el asalto a través de las urnas al Palacio de la Moncloa.
Los candidatos en las primarias populares demuestran estos últimos días inquietud por lo que pueda pasar en el territorio valenciano, donde en la primera vuelta, la del voto de los militantes, Soraya Sáenz de Santamaría ganó en el total a Pablo Casado por menos de 500 votos.
El exvicesecretario general de Comunicación de los populares tiene programa doble hoy en la C. Valenciana. Primero, Alicante. Luego, Gandia. En Castelló ya arrasó en las primarias, así que da por hecho que la mayoría de compromisarios (los que tienen la llave en la segunda ronda) estarán con él. Ojo, Casado, los soroyistas aseguran que les salen las cuentas también en Castelló; que las urnas de voto de candidatos y delegados no son vasos comunicantes.
Lo que el joven candidato que ha buscado el cobijo de Aznar tiene claro es que el aparato del PPCV está echando el resto con su contrincante. Isabel Bonig aboga en público por la neutralidad, vale, pero comparte los criterios de Sáenz de Santamaría (aquello de que lo mejor es la integración antes del congreso). Y el grueso de su equipo próximo, por no decir todo, se ha decantado abiertamente por la exvicepresidenta. Desde la número dos de la dirección, Eva Ortiz y los líderes del partido en las tres provincias hasta los principales rostros del grupo parlamentario en Corts.
Entre los cargos públicos del PPCV, salvo alguna excepción, con Casado están todos aquellos que han mostrado más o menos abiertamente su desafección con Bonig, la mayoría de los cuales apoyaron a Dolores de Cospedal en la primera ronda.
El equipo de Casado lleva semanas repitiendo que hay presiones (y advertencias de represalias) en la C. Valenciana. Bonig lo niega. La manera del candidato de contrarrestar esa fuerza oculta es acercarse a una población que representa más del 13 % del total de los compromisarios. De ahí, los actos en territorio valenciano de hoy, último domingo antes del congreso. En una semana todo será diferente. Unos recogerán frutos. Otros prepararán estrategias de protección en espera de tiempos mejores.
