El que debía ser el banco de pruebas para la vuelta a lo público de las resonancias en septiembre -el fin del contrato de Eresa en el Hospital General de València- no ha sido tal. Antes de que la Conselleria de Sanidad, con Luis Rosado, confiara en Erescanner para hacer las resonancias en 16 hospitales públicos, la empresa Eresa (con peso específico dentro de la UTE) ya había suscrito tres contratos previos con el Consorcio del Hospital General para encargarse de las resonancias, los TAC y la medicina nuclear. El primer contrató acabó en enero, el segundo lo hará el próximo 24 de este mes y el tercero en 2019.

Pese a que el fin de los contratos marcaba un calendario a cumplir, la realidad es que la salida de Eresa se está eternizando. En enero, y sin prórroga oficial de por medio, se pidió a la empresa a través de un acuerdo bilateral seguir en el servicio por cuestiones de interés general hasta que llegaran las máquinas extra de la donación de Amancio Ortega. La empresa aceptó y así se lleva trabajando ya medio año.

Públicamente, se argumentó que la salida se retrasaría hasta este mes de julio para hacerla «en bloque», ya que era ahora cuando se tenía que dejar también el servicio de TAC y que así lo aconsejaba la estructura interna de la empresa, que no solo tiene profesionales técnicos, sino administrativos.

Llegado el mes de julio, sin embargo, todavía no hay una resolución en firme aunque se están sucediendo las reuniones.

Fuentes del Hospital General de València aseguran que se sigue negociando sobre ello aunque todo parece indicar que Eresa seguirá realizando los TAC una vez acabe el contrato y por razones de interés general.