La factura que ha dejado la última década de crisis económica en la pirámide de edad de la población valenciana es de casi 70.000 jóvenes menos de entre 20 y 39 años que se han marchado al extranjero o a otros lugares de España en busca de un mejor futuro laboral. Esto es tanto como si desapareciera Paterna, que con cerca de 69.000 habitantes es la novena ciudad más grande de la Comunitat.
Según los últimos datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE) entre el uno de enero de 2018 y el primer día de 2008 el número de jóvenes de 20 a 39 años que emigraron desde alguno de los 542 municipios de la Comunitat al extranjero supera el cuarto de millón de personas. Para ser más exactos, 251.640 jóvenes. La práctica totalidad de esta diáspora (el 88,8 %) es de extranjeros empadronados en tierras valencianas, 223.449 jóvenes, que llegaron antes de que en 2007 estallara la burbuja inmobiliaria y al quedarse sin trabajo han hecho las maletas rumbo al extranjero. El resto de esta emigración juvenil al exterior, 28.186 jóvenes, tiene pasaporte español.
Durante este mismo periodo de 10 años, el flujo de jóvenes inmigrantes que han llegado a la Comunitat procedentes del extranjero ha sido mucho menor. Suma un contingente de 199.199 personas. La práctica totalidad de ellos, el 94 % (187.892), son extranjeros, mientras que los españoles que integran este flujo de entrada apenas suma 11.307 personas.
La estadística del INE no ofrece el detalle suficiente para conocer cuántos de los jóvenes que llegan desde el extranjero a la Comunitat Valenciana son retornados que vuelven tras trabajar unos años en otros países.
Saldo exterior negativo
Con las cifras anteriores en la mano, la diferencia entre la emigración al extranjero desde la Comunitat y la inmigración con destino a tierras valencianas desde otros países arroja un saldo negativo de 52.441 jóvenes menos de 20 a 39 años. Es decir, que en este grupo de edad hay más gente que ha hecho las maletas de la que ha llegado a través de los movimientos migratorios.
A esta resta de población causada por las migraciones exteriores cabe añadir que la Comunitat también ha registrado entre 2007 y 2017 un saldo migratorio interior negativo. Las migraciones interiores son aquellas que se producen dentro de las fronteras de España.
El INE no desglosa los flujos migratorios interiores pero si que ofrece el balance final, y este para la Comunitat Valenciana es de 17.302 jóvenes menos. Esto supone que la población valenciana de 20 a 39 años se ha reducido también porque se han ido a otras autonomías españolas desde tierras valencianas más jóvenes de los que han llegado desde el resto de regiones.
Este saldo migratorio interior negativo, al revés que el exterior, es principalmente nacional: siete de cada diez, 12.557 personas, son españolas, mientras apenas hay 4.745 extranjeros.
La «factura» de la crisis
Ambos saldos negativos, tanto el exterior como el interior, se traducen en que los movimientos migratorios causados por la crisis han restado desde 2008 hasta ahora a la Comunitat Valenciana 69.743 jóvenes de entre 20 y 39 años.
Este recorte al censo es doblemente preocupante porque afecta a una de las cohortes más reducidas de la población valenciana: la de los nacidos durante la crisis de natalidad que provocó la reconversión industrial de 1982 y que se prolongó hasta finales de los años 90.
La población que el año pasado estaba en el rango de edad que va de los 20 a los 39 años era la nacida entre 1978 y 1997, dos décadas de descenso acelerado de la natalidad valenciana. Por contra, las cohortes que una década antes formaba dicho tramo de edad, los nacidos de1968 a 1988, son más numerosas al integrar las últimas generaciones del Baby Boom de los años 60 del pasado siglo que se prolongó hasta prácticamente 1979.
Cohortes más vacías
Esto explica que el grupo de edades entre los 20 y los 39 años se haya reducido en la población valenciana en 411.329 personas en los últimos 10 años, un 26 % menos. A nivel estatal, la minoración ha sido de un 22,5 %, tres puntos y medio inferior a la de la Comunitat.
La llegada de estas cohortes reducidas a la edad de tener hijos (las valencianas tienen, de media, su primer hijo a los 30,8 años) es uno de los factores que explican, tal como avanzó Levante-EMV ayer, que la tasa de natalidad valenciana en 2017 fuera la más baja en los últimos 42 años y aún vaya a reducirse más en la próxima década.
Así pues, las generaciones nacidas entre 1982 y 1999, que ahora tienen entre 20 y 36 años, son las más reducidas de las últimas cuatro décadas. Además estas cohortes escasas, con la actual crisis han sufrido una segunda merma en forma de migraciones de jóvenes huyendo de la precariedad laboral, que hoy ya podemos cifrar en casi 70.000 personas.
Impacto en la natalidad
Por tanto, en los próximos cinco años, va a continuar descendiendo el número de mujeres en edad de tener hijos. Esto es lo que hace que demógrafos y sociólogos como Carles Simó, profesor del Departament de Sociologia de la Universitat de València, prevean que la natalidad siga cayendo en la próxima década por el efecto combinado de las reducidas cohortes de población en edad fértil con el envejecimiento de la población. Es decir al haber cada vez menos mujeres entre los 20 y 45 años, la natalidad seguirá bajando aún aunque aumente el número de hijos por mujer.
Un posible freno a la caída de la natalidad es que la recuperación económica genere el suficiente empleo para que los jóvenes no se vean en la necesidad de emigrar y se inviertan los flujos migratorios exteriores e interiores. Tanto en 2016 como en 2017, la emigración al extranjero desde la Comunitat se ha estancado en torno a los 18.000 jóvenes al año, la cifra más baja de la última década. Además, también ha crecido la inmigración desde el exterior, por lo que los saldos vuelven a ser positivos en 1.879 personas más en 2016 y en 8.003 en 2017.
