¿Les prestamos más atención a las tortugas que aparecen o es que llegan más a nuestras costas, por ejemplo, por el aumento de temperatura del mar?
Se barajan dos hipótesis: por un lado, que haya más repercusión porque con los móviles la información llega mucho mejor, más rápido, hay más gente en la playa... pero hay otra que cobra más fuerza, que es que los animales tienen estrategias para descubrir y colonizar nuevas zonas cuando cambian las condiciones ambientales. Lo que ahora son playas adecuadas en Grecia o Turquía, con el calentamiento global quizás dejen de serlo y podrían venir nuevos animales; ojalá seamos capaces de respetarlos.
¿Qué consecuencias tiene para los animales llegar a costas muy turísticas y masificadas?
Tenemos ejemplos alrededor del mundo en los cuales los turistas y las comunidades locales tienen mucho más integrado que el ecosistema es de todos. Que haya un nido de tortugas marinas no impide que una persona se pueda bañar. Hay que ser respetuosos y si por la noche vemos una tortuga desovando, hay que avisar al 112, mantener la distancia y no hacer luz para no asustarle. Los técnicos señalizarán el área y dejarán que los huevos se incuben. Ese es el ideal.
¿Qué hace falta para concienciar a la población? ¿Hay que incidir más en la educación?
Sí, es una cuestión de divulgación y de integrarlo en nuestro día a día, porque es algo normal y con lo que podemos convivir perfectamente.
¿Por qué vías llegan las tortugas que cuidan en el Oceanogràfic?
La Fundación Oceanogràfic forma parte de la Red de varamientos de la C. Valenciana, en la que también está la Universitat de València y la Conselleria de Medio Ambiente. Los avisos llegan a través del 112, tanto si el animal está vivo, herido o muerto. Nos avisan de tortugas marinas, algún tiburón, rayas, peces luna, cetáceos...
¿Llegan más avisos de animales que se encuentran en las playas o a través de los pescadores?
A día de hoy tenemos más captura por pesca, pero siguen apareciendo tortugas enganchadas en plásticos, bolsas de rafia o restos de basura... es un drama. Sobre todo en verano, bastantes llegan a costa porque han perdido la aleta o se la tenemos que amputar y cada vez más gente llama al 112 cuando las ven desovando. La ayuda de los pescadores es muy importante y tenemos una colaboración increíble. Cada vez están más involucrados y concienciados y, aunque en una captura accidental lo más fácil sería tirarla por la borda, se toman la molestia de avisar al 112 y acercarla al puerto... eso es crucial para salvarla.
¿Cuáles son las principales patologías que tratan?
El principal problema de las tortugas es la embolia gaseosa, un desajuste fisiológico como el que sufren los buceadores, a consecuencia de la interacción con las redes de pesca; algunas también tienen signos de ahogamiento; y otras, enganche con plásticos, sedales o cualquier basura en el mar...
¿Cuál es el tiempo medio de recuperación?
Si el animal está bien enseguida vuelve al mar, pero si presenta cualquier patología están de media un mes y medio o dos meses. En casos más serios, como las amputaciones, pueden pasar seis o siete.
¿Todos los problemas son causados por los seres humanos?
Sí, un 95 % de los casos que recibimos tienen su origen en la actividad humana: una ingesta de plástico, un golpe con una embarcación... es impactante ver el efecto que tenemos sobre el mar.
¿Qué sienten al devolver los animales recuperados al mar?
Hay un vínculo emocional porque son muchas horas de trabajo de todo el equipo, y a la vez somos conscientes de que es un momento muy bonito para compartir con la gente. Por eso, hacemos sueltas públicas, para fomentar la concienciación medioambiental. Cuando hay un nido, trasladamos parte de los huevos para protegerlos y tenemos las tortugas un año hasta que alcanzan casi dos kilos, lo que les costaría cuatro o cinco años en libertad. Se supone que solo llegan a edad adulta una de cada mil, y así la supervivencia es del 90 %
¿Conocen la evolución de las tortugas en mar abierto?
Gracias a la colaboración con la Universitat Politècnica de València (UPV) seguimos a las hembras nidificantes y a las tortugas que se han recuperado. Lo hacemos con unos emisores que tienen seguimiento por satélite y no superan el 4 ó 5 % del peso del animal. Tenemos la necesidad de ver si todos los recursos y los esfuerzos empleados valen la pena: si todas se mueren en seguida, o no se adaptan o algo las mata... pero estamos muy contentos, porque el año pasado soltamos 10 animales y han llegado a Azores y al otro extremo del Mediterráneo.
¿Cómo evoluciona el proyecto de cría de anguila europea que empezó hace dos años?
Lo llevamos en conjunto con Rara Avis Biotec. El problema es que en cautividad nunca se ha conseguido que inicien su ciclo reproductor, porque no sabemos qué necesitan las anguilas. Gracias a la hormona recombinante para anguila, hemos conseguido sacar alguna larva y movilizar alrededor de unos cinco millones de huevos por hembra y, además, de alta calidad. Hay un salto cualitativo importante del cual estamos muy contentos. Ahora, el objetivo es mejorar las técnicas de fecundación y manejo de las larvas, conseguir fecundar esos huevos y sacar las larvas. La anguila está en peligro crítico de extinción; es un animal increíble porque nace en el Caribe, llega al Mediterráneo, pasa a agua dulce y luego vuelve a irse a criar.
