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Seísmo en Indonesia

"La tierra tembló como si fuera un barco en pleno oleaje"

El terremoto de Indonesia sorprende a varios valencianos que se encontraban veraneando en el país, ahora tratan de abandonar Lombok - Un policía relata los momentos de pánico

"La tierra tembló como si fuera un barco en pleno oleaje"

«Hemos vuelto a nacer, la tierra tembló como si fuera un barco en pleno oleaje», así vivieron Vicente Sánchez, policía local de Alicante, y su amiga Alicia Rico, profesora de inglés, el momento en el que se produjo el terremoto de 7 grados en la escala Richter en la isla de Lombok, en Indonesia, que ha dejado un centenar de muertos y más de doscientos heridos.

Al igual que él, otros valencianos se vieron sorprendidos por el movimiento sísmico del pasado domingo cuando se encontraban pasando unos plácidos días de vacaciones en el sudeste asiático. Algunos como Marta y Javier, dos hermanos valencianos, habían acudido a la isla de Lombok para ayudar a través de un programa de cooperación internacional. Desde Cooperating Volunteers remarcaron que todos sus voluntarios se encontraban en perfecto estado de salud tras el terremoto.

Por su parte, Vicente y Alicia estaban en su hostal en Senggigi, al norte de la isla, zona en la que se produjo el epicentro. «Nos íbamos a cenar y de repente empezó a moverse todo, la gente empezó a correr y no éramos conscientes de lo que estaba pasando. En un momento se produjo el caos, todo se derrumbaba y se fue la luz», relata Vicente desde Lombok.

«Asustados, cogí la moto y paramos a poner gasolina, pero ya había salido todo el mundo despavorido, así que la tuvimos que robar junto a dos botellas de agua, porque no teníamos a quien pagar. No se me olvidará la imagen de las familias metiendo lo que podían en los coches antes de salir corriendo», narra este valenciano. «Preguntamos por la calle y nos dijeron que había alerta de tsunami por lo que el miedo fue aún mayor. Cogimos la carretera y seguimos a la gente de allí que se dirigía a una zona alta, boscosa. Conseguimos llegar y pasamos la noche al raso con un montón de personas asustadas, entre ellos otra pareja de españoles», rememora.

Pasada la noche volvieron al hostal a recoger sus cosas y ayer a plena luz del día pudieron ver el desastre ocasionado por el seísmo. Casas derrumbadas, personas deambulando, tiendas destrozadas tras los saqueos y ambulancias, ejército y policía «que no dan a basto».

Agradecidos con la ayuda

El paraíso transformado en el infierno. Al ver el panorama pidieron ayuda a unos jóvenes indonesios para que les llevaran al aeropuerto y poder coger un avión rumbo a Bali. «Estoy muy agradecido a como se ha portado la gente de la isla con nosotros. La mayoría son musulmanes y en estos momentos es cuando menos entiendes que se discrimine a alguien por su raza o religión», reflexiona Vicente.

Ambos se consideran muy afortunados. «Tenemos un billete para ir mañana-por hoy- a Bali y desde allí intentaremos volar a Bangkok aunque el aeropuerto está colapsado», explica el policía local, que anoche estaba con su amiga en un hostal cercano al aeropuerto.

«Llegamos a Lombok el día del terremoto, antes estábamos en otra de las pequeñas islas Gili que es donde se han quedado atrapados cientos de turistas que esperan para ser evacuados», señala. Aún con el «susto en el cuerpo» han decidido continuar el viaje tal y como tenían previsto por Tailandia tras haber visitado Singapur y Bali antes de volver a Alicante.

200 españoles atrapados

En total cerca de 200 españoles permanecían ayer en el aeropuerto de Mataram esperando lograr una plaza en un avión para dejar Lombok y poder regresar a casa. Desde la Embajada de España en Indonesia se desaconseja a los ciudadanos españoles desplazarse en los próximos días «a Lombok y a las tres islas Gili, que han sido evacuadas».

Mientras que los más afortunados, como Vicente y Alicia, ya han conseguido un vuelo y podrán proseguir con su viaje, otros españoles tendrán que esperar hasta el jueves. Las autoridades del aeropuerto de Mataram anunciaron ayer que mantendrán las operaciones las 24 horas del día, pese a que cierran regularmente a la medianoche, para agilizar el proceso de evacuación.

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