La familia de Teo no quiere volver a vivir lo que hace unos años ya sufrieron. Dos familiares suyos (de 36 y 87 años) perdieron la vida por padecer obesidad mórbida. Por eso pelean con uñas y dientes una atención sanitaria digna para él. Piden a la Seguridad Social un equipo médico que se haga cargo del día a día de Teo para que sus heridas dejen de supurar y pueda respirar sin la necesidad de estar pegado cada día a una máquina de oxígeno que, como es palpable, no siempre le garantiza el oxígeno suficiente.

Sin embargo, en lugar del personal especializado, le facilitan una pensión no contributiva de 500 euros mensuales y una asistenta que le ayude a limpiar la casa. «Él no necesita alguien que le limpie, necesita alguien que le ayude», indicó Maricarmen Rodríguez, prima de Teo que desde hace unos meses se trasladó de Torrent a Turís para ayudar a los padres del joven a cuidarlo.

Su madre tiene 52 años y ya tiene una costilla rota, precisamente por intentar moverlo para comer, hacer sus necesidades o lavarlo, explicó la hermana de Teo, Devora Rodríguez. De hecho, la noche que los bomberos acudieron a rescatarle hicieron falta dos horas de asistencia y una decena de ellos para moverle. «¿Si casi no pudieron levantarlo ellos, cómo vamos a poder nosotras?», expresó con desesperación la hermana del joven.

Por ello, por sentirse desprotegido «sin nadie que le atienda», Teo ya intentó arrebatarse la vida mismo en varias ocasiones. «No quiere ser una carga para nosotros», aseguró Mari Carmen, que añadió, «es nuestra familia, tenemos que cuidarle».

Este sobrepeso extremo que soporta Teo hizo que en tan solo un mes visitase el hospital en tres ocasiones, una de ellas los bomberos incluso tuvieron que sacarle por la pared. «Cuando llegamos al hospital lo que nos dijo el médico es que nos fuésemos haciendo a la idea de que Teo iba a morir, ¿cómo soportas eso», lamentaron los familiares.