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O presidenta o nada en 2019

Apoyo a Bonig con fecha de caducidad

El PP cierra filas con la «candidata», pero un sector del partido vaticina que si no llega a presidenta será apartada como Fabra en 2015

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La lideresa del PPCV, Isabel Bonig, vive días plácidos tras el turbulento proceso de primarias nacional de hace unas semanas y la complicada digestión que el resultado ha tenido para todos los referentes de su ejecutiva, que se habían posicionado con la perdedora, Soraya Sáenz de Santamaría.

El nuevo líder, Pablo Casado, lanzó la candidatura de Bonig a la presidencia de la Generalitat el jueves en Santa Pola y ayer otro cargo nacional, el portavoz en el Senado, Ignacio Cosidó, se unió al respaldo en un acto en València. La propia Bonig se encargó de recordar que otros referentes de la dirección, como Andrea Levy o Javier Maroto, ya la avalaron.

Pero ese apoyo explícito podría tener fecha de caducidad. Concretamente el 26 de mayo de 2019, si no se adelantan las elecciones autonómicas, según fuentes del sector crítico con la presidenta.

Dan por hecho que Bonig será la candidata y que no habrá sorpresa, pero que en caso de no convertirse en presidenta tras las autonómicas, Bonig se quedaría sin margen para seguir cuatro años más como jefa del PP en las Corts. De hecho vaticinan que con Bonig se repetiría el mismo escenario que ya ocurrió con Alberto Fabra en mayo de 2015 cuando el PP ganó las elecciones autonómicas pero perdió la Generalitat. Si con Fabra, que acabó de senador, esa fue la política del partido, con Bonig no será distinta, apuntan. Un planteamiento que, con todo, sería postelectoral, por lo que Bonig tiene diez meses para darle la vuelta. En la dirección de Bonig aseguran que su relación con Casado es estrecha como se vio en Santa Pola, donde hablaron en privado durante más de hora y media, y que ambos van de la mano porque sin un buen resultado en las autonómicas, el PP no tendría opciones en unas generales. Además, recuerdan que Bonig es la primera lideresa legitimada por las bases

«Ha quedado muy tocada»

Pero el sector crítico con Bonig apunta que ha quedado muy tocada después del proceso de primarias y más tras los nombramientos que realizó Pablo Casado para su ejecutiva que elevaron por ejemplo al expresidente provincial en València Vicente Betoret o a un contrapoder a José Císcar en Alicante (como el presidente de la diputación, César Sánchez) como integrantes de la dirección nacional. Algo, especialmente el primer nombramiento, que la propia Bonig reprochó al líder nacional porque será un escollo para la paz en el PPCV y que, sobre todo, pronostica una complicada convivencia interna para los próximos meses.

Las listas, la siguiente batalla

Además se avecina el proceso de confección de listas electorales. Días atrás, desde la dirección de Bonig se envió el mensaje de que la ejecutiva regional tendrá mucho que decir en los nombramientos que tengan que producirse. Incluso Bonig echó un pulso a Casado al dar por cerrada la lista de València y trasladar el mensaje de que el cartel de la ciudad de València ya está diseñado y que el portavoz municipal, Eusebio Monzó, es una persona de consenso.

Pero los críticos con Bonig rechazan que la dirección regional vaya a tener algún poder de decisión sobre las listas, mientras en el círculo de confianza de Bonig insisten en que la responsabilidad será compartida y en consenso.

Los críticos afirman que las listas estarán supervisadas por Génova desde el municipio más pequeño al más grande y que suya será la última palabra, también en la lista de València. Insisten en que aunque Bonig pueda hablar con la dirección del PP sobre la idoneidad de determinadas personas, Génova decidirá sobre la lista autonómica y los ayuntamientos. En el partido gana peso la idea de que Bonig no tiene tan en mente a Monzó sino a un independiente. Esa será la siguiente batalla.

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