¿Cuáles son los sonidos del mar Mediterráneo? Investigadores del Centro Oceanográfico de Baleares (COB), de la Universitat Politècnica de València (UPV) y del Instituto Español de Oceanografía (IEO) trabajan desde hace cinco años para obtener la respuesta. Para ello, han estudiado las medidas de contaminación acústica del cabo de San Antonio, las Islas Columbretes y el archipiélago de Cabrera, donde iniciaron el proyecto de investigación.

A través de un artefacto de monitorización acústica pasiva que detecta, clasifica y graba los sonidos de diversas especies marinas, el Samaruc, tomaron diferentes medidas de contaminación acústica de las zonas estudiadas. ¿Su utilidad? Favorecer un entorno controlado en el Mediterráneo para que el ruido no alcance unos límites máximos y, de este modo, los organismos marinos se desarrollen sin que la presencia humana perturbe su equilibrio.

El artefacto permite obtener desde los niveles de ruido promedio de las distintas bandas de frecuencia, hasta reproducir y visualizar sonidos que conforman estos mapas de ruidos.

Tras dos meses de recopilación de datos en los que se procedió al fondeo del Samaruc a 100 metros de profundidad en el Parque Nacional de Cabrera, el dispositivo fue recuperado por los investigadores para iniciar el análisis en el laboratorio de la información procesada.

Gracias a ello, se ha podido averiguar que las tres localizaciones estudiadas presentan un nivel de ruido bajo, un valor normal en zonas protegidas y reservas marinas. No obstante, se comprobó como, en el caso de Cabrera, que el ruido aumenta durante los fines de semana en comparación con el promedio de ruido en los días laborables y que este es más reducido durante el día que durante la noche. Esto podría deberse al tráfico marino recreativo y comercial, como apunta una investigadora del COB.

Otra de las vías de estudio de esta investigación se centra en los delfines. «Los silbidos y clicks de ecolocalización nos permiten estudiar las poblaciones de delfines en la zona», explica el investigador Ramón Miralles.

Perspectiva de futuro sostenible

Este proyecto, financiado por la Dirección General de Medioambiente de la Comisión Europea y formado por un consorcio de una decena de socios europeos entre los que se encuentran la UPV, el COB y el IEO, pretende cumplir con la Directiva Marco sobre la Estrategia Marina de la Unión Europea, así como fijar umbrales de ruido antropogénico que no afecten a la biota marina.

Esta directiva busca conseguir un Buen Estado Ambiental (BEA), que contempla el uso sostenible de los mares y un nivel de actividad humana que sea compatible con la conservación de los ecosistemas marinos, en el año 2020.

Según miembros del proyecto, este representa un «gran avance para preservar el medio ambiente marino», sobre todo en el mar Mediterráneo, «con un entorno con elevada contaminación acústica por el tráfico marítimo».