Las instituciones valencianas volvieron a mostrar ayer su cara más solidaria ante la tragedia que se vive en las aguas del Mediterráneo, donde decenas de personas se juegan a diario la vida.

Tanto el Consell como el Ayuntamiento de València ofrecieron de nuevo la ciudad como puerto seguro (igual que ocurrió el pasado mes de junio) para el desembarco de los 141 inmigrantes que el barco Aquarius rescató días atrás cerca de las costas de Libia y a los que Malta e Italia, los dos países más cercanos, se niegan a acoger, igual que hace dos meses.

Pero la competencia de abrir el puerto de València al barco con los inmigrantes es exclusiva del Gobierno de España, que ayer rechazó la posibilidad de que lleguen a España porque geográficamente hay otros puertos más cercanos que pueden acogerlo.

El rechazo momentáneo del Ejecutivo de Pedro Sánchez contrasta con lo ocurrido el pasado mes de junio (apenas unos días después de su llegada a La Moncloa) cuando tras conocerse que Malta e Italia cerraban las puertas al Aquarius ofreció València, ante el entusiasmo del Consell, para desarrollar la acción humanitaria y recibir a 629 personas.

Ahora, la posición del Gobierno es distinta ya que espera que sean otros puertos, especialmente en Francia, los que se ofrezcan mientras el mensaje que envía el Consell de Ximo Puig y Mónica Oltra y también el Ayuntamiento de València no ha cambiado y se mantiene la oferta para ser el puerto al que lleguen los tripulantes del Aquarius.

El ofrecimiento valenciano existe, pero también el llamamiento del Consell a que la Unión Europea busque una solución global para el problema de la inmigración, que no puede solventar un solo Estado, en este caso España, sino que necesita una acción coordinada de todos los países, como defendió ayer el presidente de la Generalitat, Ximo Puig.

«No podemos mirar a otro lado»

«No tenemos ningún inconveniente en ser puerto de acogida, pero no puede ser de una forma vocacional», señaló Puig que llamó al resto de países a no mirar «para otro lado» porque «por humanidad» no se puede dejar a estar personas a la deriva por el Mediterráneo, que es nuestro mar de encuentro», señaló el presidente, que dijo también que España debe asumir su «responsabilidad» como el resto de países, aunque dejó claro que la mayor responsabilidad es de Europa. Con todo, la posición del Consell es que no puede existir un debate permanente en los términos en que se plantea la llegada del Aquarius y fuentes consultadas señalan que no se puede estar de forma permanente en una situación de emergencia.

Así, desde el Consell entienden también la posición del Gobierno español de plantear que geográficamente existen muchos puertos donde desembarcar a los inmigrantes antes de llegar a València. Ayer mismo, Barcelona también se ofreció a abrir sus puertas para acoger a los migrantes, aunque como ocurre en el caso de València es una competencia del Gobierno que es el que puede autorizar o no el desembarco. Además, el jefe del Consell abogó por la necesidad de que la llegada de inmigrantes se produzca de «forma ordenada» y siempre bajo directrices de la Unión Europea.

«Es una cuestión difícil, pero lo que ha quedado acreditado es que no existe una avalancha enorme», en referencia a unas recientes declaraciones del líder del PP, Pablo Casado, que aseguró que millones de africanos estaban a la espera de entrar en España. Además, el presidente de la Generalitat recuerda que la inmigración es una competencia del Gobierno, pero la Unión Europea tiene que «asumir su responsabilidad», dijo Puig preguntado por esta cuestión.