El nuevo embajador de España ante la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), el valenciano Andrés Perelló, es partidario de abrir en Barcelona una oficina que coordine la presencia de las lenguas y culturas españolas en la Unesco. Perelló asegura que está en el horizonte y hay voluntad y que lo que hay que hacer ahora es ver si tiene cabida en el marco de la Unesco y cómo se puede enmarcar, si es oportuno, en la política del Gobierno español y del catalán. En su opinión, con esa iniciativa podría satisfacerse «alguna reivindicación» y se potenciaría el «carácter catalán y su cultura como una parte del carácter de Europa y de España», así que «bienvenido sea».

Perelló no cree que ubicar esa oficina en Barcelona sea un agravio para otras comunidades, porque ya habrá oportunidades para potenciarlas y, además uno no puede pretender tenerlo todo en su barrio. «Hasta ahora solo se le ha ocurrido al PSC, no a ninguna otra federación (socialista), así que respetemos al que ha tenido prioridad en la creación», dijo. Perelló defiende el nombramiento de embajadores «políticos», como es su caso, y no diplomáticos, especialmente ante las organizaciones internacionales, porque considera que éstas «están más para hacer política que para diplomacia». «Claro que cualquier embajador, sea político o no, va a representar al Estado y a lo que diga el Gobierno, pero hay lugares donde hay que hacer un poquito de política, el mundo se nos está cayendo y tenemos que reforzarlo con la política, por eso hay críticas que no entiendo», asegura en una entrevista.

En la misma línea defiende que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, haya nombrado a personas de su confianza para desempeñar altos cargos: «No esperaría el PP que iba a llamar a Pablo Casado, o Ciudadanos a Albert Rivera, para que los nombrasen ellos». Su nombramiento como el de otros embajadores políticos ha despertado críticas de la Asociación de Diplomáticos Españoles (ADE), que agrupa al 75 por ciento de la carrera diplomática.