Que la obesidad siga sin ser considerada una enfermedad pese a la advertencia de endocrinos y nutricionistas es, según Jesús Javier Díaz, presidente de la Asociación Nacional de Personas con Obesidad (Asepo), la causa principal de que actualmente más de 90.000 valencianos sufran obesidad mórbida y otros 5.000 sean «súper obesos», como publicó ayer Levante-EMV.

El dato más alarmante, sin duda, es que la tendencia siga al alza. Una realidad que, añade Díaz, no dejará de crecer al no ser que la sanidad pública imponga un protocolo médico adecuado.

Actualmente, lamenta el presidente de Asepo, no existe un «criterio único y claro» que atienda al paciente con obesidad. Denuncia, además, que la histórica imagen del médico de cabecera sacando una hoja de dieta de su cajón sigue siendo una realidad. «No existe una atención especializada según las necesidades de una persona con obesidad», explica Díaz.

«Dieta y ejercicio» es la solución base que la mayoría de los especialistas en atención primaria ofrecen a sus pacientes, insiste el presidente de Asepo. «Pero no tienen en cuenta si me ahogo haciendo deporte o si sufro hipoglucemia y necesito otro tipo de nutrientes distintos a los que van en la dieta predeterminada de su cajón», lamenta.

De hecho, asegura que a pesar de que la solución «más sencilla» sea la de recetar una dieta hipocalórica, «lamentablemente hay estudios que avalan que no son efectivas a largo plazo, que tarde o temprano el paciente abandona la dieta y sufre el efecto rebote que tanto se teme y por el que muchas personas alcanzan un grado de obesidad que antes no tenían».

A raíz del caso de Teófilo Rodríguez, el joven de 34 años con 385 kilos que la pasada semana fue ingresado en el hospital de Manises debido a una insuficiencia respiratoria, la asociación para personas con obesidad advierte de que son muchos los que han señalado directamente al paciente como el principal culpable de la enfermedad que padece.

Díaz secunda la versión de Teo en la que relata que no fue hasta que su peso le impidió andar cuando se dio cuenta de que tenía un problema grave. «Si no lo consideró hasta entonces fue porque ningún especialista médico le incidió en que su obesidad es realmente una enfermedad», asegura Díaz.

Por ello Asepo demanda un protocolo multidisciplinar en cada uno de los centros de atención primaria que cuenten con un nutricionistas, un endocrino, un psicólogo y un técnico deportivo. «Ya que el ejercicio es el primer elemento que te dicen que hagas cuando acudes al médico con un problema de obesidad, al menos que se realice un plan adaptado a la condición física del paciente y que este, además, le motive», incide.

El psicólogo es clave

El psicólogo, además, lo considera una figura clave teniendo en cuenta que la mayoría de las personas que tienen obesidad han llegado a ese estado porque utilizan la comida a modo de ansiolítico en un intento de atajar un trauma. A pesar de ello, Díaz reconoce que la única salida facilitada a los pacientes por el sistema público es acudir al psiquiatra en caso de padecer «una depresión muy grave». «A los demás, como puede haberle ocurrido a Teo, les deja fuera».

Siguiendo este protocolo, asegura, «no existiría el colapso actual en los centros de especialistas, ni tampoco volveríamo a ver casos de 400 kilos como el de Teo».