Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Análisis

La obesidad de Teo que puso en jaque a la sanidad valenciana

La escasez de camillas bariátricas de 385 kilos hicieron que Teófilo Rodríguez, el joven de Turís con obesidad extrema, fuese trasladado en un camión de carga

La obesidad de Teo que puso en jaque a la sanidad valenciana

Si hace una semana alguien le hubiese dicho a Teófilo Rodríguez que su imagen abriría la prensa local y nacional no hubiese dado crédito. La fotografía de Teo semiinconsciente, postrado sobre dos camas de hospital se convirtió hace más de una semana en motivo de denuncia pública al poner en el punto de mira la escasez de medios sanitarios especializados en personas con obesidad extrema (que ya suponen dos tercios de la población). Una carencia que dificultó la asistencia médica de este joven de 34 años con 385 kilos de peso y que puso en riesgo su salud (tanto física como mental), tras pasar cinco horas en un camión de carga sin ventilación y en condiciones «inhumanas», según criticó.

El pasado jueves, 9 de agosto, Levante-EMV contaba en exclusiva cómo el hospital de Manises decidió (el miércoles 8) dar el alta médica a Teo tan solo doce horas después de haber ingresado en el centro al padecer una insuficiencia respiratoria debido a su obesidad (su saturación de oxígeno no superaba el 78%). Un traslado que se pretendía llevar a cabo pese a no contar con una camilla que soportase su peso durante los más de treinta minutos que dura el trayecto hasta su casa en Turís, ya que la única con la que contaban soportaba un máximo de 318 kilos. Haber seguido esta línea de actuación podría haber provocado que la camilla se rompiese con Teo encima. Algo que ya sucedió el martes cuando tres camiones de bomberos y dos patrullas de Policía Local tuvieron que acompañarlo en una ambulancia bariátrica para llevarlo al hospital.

El miércoles, los técnicos de ambulancia a los que el centro hospitalario alertó para efectuar el traslado se negaron en reiteradas ocasiones a llevar al paciente en tales condiciones y advirtieron a los familiares del joven.

Asesorada por los técnicos, Dévora Rodríguez, hermana del joven de Turís, se negó por escrito a permitir que su hermano quedase desamparado ante la urgencia del hospital de Manises por tramitar el alta, dado que carecían «del personal y del equipamiento necesario para atender a una persona con su peso» y, por ello, «estaría mejor en casa». Unas afirmaciones que hicieron que tanto Dévora, como Mari Carmen y Judith Rodriguez (prima y novia de Teo, respectivamente) pusieran el grito en el cielo. «Si ellos, con sus celadores y enfermeros especializados no tienen medios suficientes para atender a mi hermano, ¿cómo vamos a hacerlo nosotras?», lamentó Mari Carmen. Y es que, según la familia, tras años de peticiones a los servicios sociales por una atención sanitaria digna, estos únicamente les facilitaron una pensión no contributiva de 500 euros mensuales y una asistenta que les ayuda en la limpieza del hogar. «Teo no necesita alguien que le quite el polvo, necesita a alguien que le ayude, un equipo médico que se haga cargo de su día a día, que cure sus heridas para que dejen de supurar, que permitan que pueda respirar sin la necesidad de estar pegado cada día a una máquina de oxígeno», denunció su hermana.

Con tan solo 34 años de edad, la vida de Teófilo Rodríguez ha estado al límite en tres ocasiones en apenas un mes, la última vez los bomberos tuvieron incluso que romper la pared de su casa para poder llevarlo al hospital. Su cuerpo está lleno de úlceras y la espalda y los pliegues de su piel han empezado a «oler mal», por lo que su familia teme que lleguen a gangrenarse. Para Teo, el mero hecho de moverse supone un desafío. «Dejar de andar ha sido el episodio más duro de mi vida, fue como morir en vida», lamentó el paciente a este diario con una voz entrecortada por los sollozos y la fatiga.

Y es que, a pesar de padecer obesidad desde los siete años, no fue hasta hace dos meses cuando la acumulación de líquidos en su cuerpo impidieron que Teo fuese capaz de cambiar de posición en la cama. Sus muslos están hinchados y el joven de Turís lamenta a cada instante que es «demasiado joven para vivir así».

«Como un animal»

Mientras el centro hospitalario mantenía su postura de que la atención otorgada a Teo «siempre fue la adecuada», el joven tuvo que vivir la experiencia más traumática de su vida. A hurtadillas y ante el desconocimiento de su familia, el joven fue trasladado una semana después de su ingreso, el martes 14 de agosto, en un camión de mudanzas a su domicilio en el municipio de la Ribera.

Sin ventilación, ni asistencia médica y sin más seguridad que los frenos de su cama, la carencia de una camilla bariátrica que soportase su peso (y que desde el miércoles había impedido su traslado pese a la voluntad del hospital de Manises), obligó al joven a permanecer cinco horas en el interior del vehículo frente a la puerta de su casa.

Mientras el comité de Emergencias (formado por la Policía Local de Turís y la Guardia Civil) planteaba de qué forma podía entrar la cama por la estrecha puerta de su domicilio (y barajaba dejarlo en el polideportivo municipal), las pulsaciones y la saturación de oxígeno del joven empezaban a caer.

Horas después de acordar trasladarlo a la sala de espera de pediatría del ambulatorio local, la saturación de oxígeno de Teo no llegaba al 70% y, en las mismas condiciones «inhumanas» en las que le llevaron a Turís, fue trasladado de nuevo a la sala de observación de urgencias donde había pasado la última semana. Esa misma noche, Dévora condujo hasta el Juzgado de Guardia para interponer una denuncia contra Sanidad y el hospital de Manises, a la que ninguno de los damnificados ha dado respuesta aún.

Este toque de atención, junto a la queja que la Defensora del Paciente, Carmen Flores, interpuso contra el Consell y el Gobierno central por «atentar contra la salud» de Teo, hizo que Sanidad reculase en sus decisiones. A partir del miércoles (no sin antes asegurar que la atención había sido «impecable») la conselleria anunció que se encargaría personalmente del caso de Teo y que el joven permanecería ingresado en el hospital de Manises «hasta que se presente una solución viable para él», aunque siguen sin definir cuál será esa estrategia.

De momento, el jueves Teo consiguió salir del pasillo en el que llevaba «tirado» más de una semana y subir a planta. Su ingreso, sin embargo, no ha dejado de ser tema de debate entre el personal médico del hospital de Manises, quienes mantienen que su asistencia no se debe a un caso clínico, sino «social».

Compartir el artículo

stats