Cuando hace dos semanas el fuego que se inició en Llutxent obligó a desalojar las urbanizaciones de Barx y Gandia (la Safor), en muchas de las casas había turistas, una gran parte de ellos extranjeros, que las habían alquilado para pasar sus vacaciones. Muchas de ellas, cuando apenas llevaban unos días en su destino, se vieron obligadas salir «con lo puesto» y buscar refugio en otras partes porque el humo y las llamas les acechaban.

La situación fue más complicada para ellos. A diferencia de los locales, que siempre encontraban alguien que les cobijara, los turistas extranjeros se vieron prácticamente en la calle y a miles de kilómetros de sus casas. Solo el trabajo de las administraciones y la colaboración de muchas personas y empresas hizo que pudieran sentirse lo más cómodos posibles ante una situación que ni se les había pasado por la cabeza que vivirían cuando planificaron sus vacaciones.

Uno de los afectados fue Michael Kenney, un ciudadano irlandés, que se encontraba en La Drova junto a su familia. Kenney ha enviado un escrito a la embajada de España en Dublín para agradecer el buen trato que recibieron por parte de las autoridades, voluntarios y personal del hotel donde se alojaron durante los días que el incendio les impidió regresar a la vivienda que tenían alquilada. Esta misiva, a la que ha tenido acceso Levante-EMV, a su vez, ha sido enviada a Cruz Roja de Gandia.

En el escrito, Kenney explica que llegaron a Barx el sábado 4 de agosto dispuestos a pasar una semana de vacaciones. Eran un total de 10 personas, entre ellas un bebé de apenas 11 meses. El fuego en Llutxent se iniciaba la tarde del 6 de agosto. Esa misma noche, Emergencias decretaba el desalojo de varias urbanizaciones, entre ellas La Drova. No hacía ni dos días que la familia se había instalado. «La Policía Local nos informó que debíamos reunirnos en un centro deportivo de Gandia», explica en el escrito. «A los minutos de llegar, un joven representante de Cruz Roja nos encontró alojamiento en el hotel Tres Anclas» (Playa de Gandia).

La primera noche, el ayuntamiento había dispuesto el polideportivo del Raval para acoger a los desalojados. Las condiciones del edificio no eran las más adecuadas porque hacía mucho calor. Fue entonces cuando empezaron las gestiones para realojar a las personas en hoteles.

El turista irlandés destaca que «el personal del hotel tramitó rápidamente la reserva y pudimos dormir bien esa noche». A medida que seguía el vigor el desalojo «el hotel siguió renovando nuestra reserva cada día, proporcionándonos pensión completa y alojamiento sin ningún cargo». A su vez, «las autoridades locales siguieron informándonos sobre la situación en curso de La Drova».

Michael Kenney acaba la carta agradeciendo «sinceramente» al «Gobierno Español», la «amabilidad y generosidad que nos han brindado». «No podríamos estar más impresionados por la profesionalidad y eficacia de las que fuimos testigos» y tiene un recuerdo especial para las policías Local y Nacional, los equipos de extinción, Cruz Roja y los representantes del Gobierno local. También tiene un «especial agradecimiento» para el hotel Tres Anclas de la playa de Gandia.

Concluye la carta apuntando que «he venido a España muchas veces y sé el país tan maravilloso que es. Ahora sé, incluso en la adversidad, cómo de compasivos y atentos son realmente los españoles».