El conseller de Economía Sostenible, Sectores Productivos, Comercio y Trabajo, Rafael Climent (Muro de Alcoy, 1960), enseñó a cocinar a su mujer pero reconoce que ahora cocina mucho mejor que él, asegura que siempre ha reciclado y sus pasiones son la fiesta de Moros y Cristianos de Muro y el Athletic de Bilbao.

En su vida privada, ¿qué hace para ser sostenible?

Somos una familia bastante responsable en cuanto al consumo y economía doméstica. Procuramos no malgastar, hacer un uso eficiente de los electrodomésticos, del agua o la luz. En nuestra casa siempre hemos reciclado y separado la basura.

Hablando de sostenibilidad, ¿está en sus manos implantar una economía del bien común en la Comunitat Valenciana, o es un sueño?

Está en las manos de todos. Más que un sueño, pienso que es una realidad. Muchos ayuntamientos y asociaciones están aplicando la cooperación, solidaridad, confianza, justicia social, transparencia, participación€ El éxito económico no debe concebirse sólo como monetario, el éxito tiene que ser social, ecológico, democrático y solidario.

Ahora que tiene experiencia al frente de una Conselleria, ¿qué es más difícil, ser conseller o ser alcalde? ¿Y más gratificante?

Son cosas distintas pero parecidas a la vez. Cuando era alcalde procuraba gestionar con mis propios recursos para no depender de otras administraciones en la medida de lo posible, y era más fácil sacar adelante los proyectos. Además, en un ayuntamiento tienes más contacto directo con las personas, con tus vecinos. Ese modelo de participación también lo he aplicado en la Conselleria.

¿Ha comprado alguna vez ropa o calzado un domingo o festivo?

La verdad es que no

Hablando de festivos, ¿es muy festero?

Soy muy festero y futbolero. Las fiestas de Moros y Cristianos de Muro son la mitad de mi corazón. Soy del bando cristiano, de la "filà" Contrabando. Dentro de la "filà" tengo un grupo de amigos que nos juntamos durante todo el año. Además, toda mi familia son contrabandistas. Otra de mis pasiones es el fútbol, soy forofo del Athletic de Bilbao y del Muro C.F. Desde bien jovencito hasta hace unos diez años he jugado al fútbol con los amigos.

Si se viera obligado a hacer "contrabando", ¿con qué mercancía lo haría?

Nunca haría contrabando (ríe), aunque amo al Contrabando de las fiestas de mi pueblo.

Conoce bien la hostelería por tradición familiar, ¿le gustaría tener un restaurante?

Vengo de una familia del sector de la hostelería por parte de madre y desde los 10 años los fines de semana trabajaba de camarero en el restaurante familiar para ayudar en casa, hasta la adolescencia. Me daban muchas propinas (ríe) y recuerdo esa época con mucho cariño. Pero no me habría gustado tener un restaurante porque viví el oficio muy de cerca y es muy exigente, y mis inquietudes iban por otras sendas (estudió Filología Clásica).

Su esposa asegura que fue usted quien le enseñó a cocinar, ¿qué plato le sale mejor? Y cuál es su preferido?

Éramos jóvenes cuando nos casamos, ella trabajaba de gerente en una empresa y yo era profesor y, al tener mejor horario, siempre cocinaba yo o cocinábamos juntos. Ahora ella cocina mucho mejor que yo. Mi plato estrella es el estofado de pollo con verduras.

¿Y quién le enseñó a cocinar a usted?

Mi madre.

Le encanta hacer senderismo por la Sierra Mariola. ¿Con quién va, qué se lleva?

Suelo ir a caminar por la sierra con mi esposa. Cada mañana, ahora en verano, damos un paseo de una hora de madrugada que me sirve para desconectar. No llevo nada fuera de lo habitual a no ser que sea una ruta más larga.

Si le regalaran una vuelta al mundo, ¿renunciaría a veranear en su casita de Agres?

Rotundamente no. Pero sí que daría la vuelta al mundo. He viajado mucho pero te vas haciendo cómodo y lo que ahora más me apetece es desconectar y disfrutar de la naturaleza que me ofrece mi casa de campo.

Es una casa siempre abierta a todos, ¿disfruta estando en compañía de mucha gente? ¿No necesita tiempos de soledad?

Soy una persona muy familiar y muy amigo de mis amigos. En verano no nos aburrimos, nuestra casa siempre está llena. Vienen los abuelos, hermanos, sobrinos, el grupo de amigos. Está claro que todos necesitamos nuestros momentos de soledad pero soy una persona que me gustan las personas y, sobre todo, mi gente.

¿A qué se va a dedicar este verano? ¿Piensa viajar?

Mi hija mayor se casa y quiere celebrar la boda en nuestra casa de Agres con los amigos y la familia más cercana, así que estamos de lleno con los preparativos junto con mi esposa y mis dos hijas para que sea un día muy especial.

¿Le quedará tiempo para leer?

Espero que sí, tengo muchas lecturas pendientes. Hace unas semanas acabé el libro de "Joan Baldoví, en clau valenciana" de Salvador Vendrell. Y tengo algunos libros preparados para este verano como "El fuego invisible" de Javier Sierra y "La última heredera" de Isabel Allende.