El desde hace unos días ya indisimulado enfrentamiento entre los socios del gobierno del Botànic -incomunicación, acusaciones de deslealtad o directamente de mentir- ha abierto de par en par la puerta del adelanto electoral. La vuelta a la actividad de los próximos días marcará el nivel de degradación de la relación de PSPV y Compromís: si la convivencia es posible aún durante nueve meses o si no existe otra salida que abrir las urnas.

Pero una cosa es pensarlo -el presidente Puig lo medita desde hace meses- y otra lanzar la apuesta. Solo el president tiene la competencia para hacerlo. Los analistas, en todo caso, coinciden en que si hay un gran interesado es el bloque dominante PSPV-Compromís. Y más concretamente, el Partido Socialista, que parte en aparente ventaja respecto a Compromís, con un cambio de ciclo en España que, obviamente, juega a su favor.

Aunque nunca hay una traslación directa, las últimas encuestas, descontado ya el efecto de la llegada de Casado al PP, deja la suma de las derechas -populares y C´s- a una distancia importante de la mayoría absoluta. «Adelantar las elecciones tiene un coste para el que lo hace porque tiene que motivar al electorado. Puig aprovecharía el tirón de compartir signo con el Gobierno actual, está consiguiendo cosas y el PP está desactivado. Le puede convenir por eso, y para sacar mas escaños y votos que Compromís, que lo normal es que sumen para volver a gobernar», valora Guillermo López, profesor de Periodismo de la UV y analista político. Además, debates simbólicos como el de la exhumación de Franco escoran a PP y C´s y permiten al PSOE ampliar su espacio político, añade.

Pese a la cercanía de la cita de mayo de 2019, un adelanto electoral cogería a los partidos con el paso cambiado. Compromís, donde el liderazgo de Mónica Oltra es incuestionable, debe diseñar aún un proceso de primarias que en el pasado se le ha atragantado a los socios de la coalición. En Podemos, por su parte, todo está abierto, sobre todo tras los mensajes de su líder Antonio Estañ, que no aclara si quiere dar el paso. La formación morada tiene un acuerdo marco para concurrir con Izquierda Unida, que en las últimas autonómicas se quedó fuera de las Corts.

Bonig insiste en el adelanto

El PP, por su parte, ha recuperado pulso con la llegada de Casado, pero su situación aún es de interinidad, apunta López. Puede verse imputado en septiembre por su máster. Salvo sorpresa, Isabel Bonig, que ya ha sido ratificada hace unas semanas por el propio Casado, será la candidata a la presidencia de la Generalitat. Ayer se apresuraba ayer a pedir el adelanto ante «el espectáculo lamentable de broncas públicas en el Botànic». También parece aclararse el horizonte de Ciudadanos, donde el diputado Toni Cantó se perfila como candidato que, de hecho, empieza su campaña en actos como la cordà de Paterna de esta madrugada.

Cuestión aparte es si los intereses del Palau coinciden con los de Moncloa. Algunos entienden que un adelanto electoral en València podría funcionar como prueba piloto ante la ´megacita´ de mayo: municipales, autonómicas y europeas. Otros sostienen que la cita podría generar dudas en Ferraz, por temor a un hipotético traspiés.

¿Se atreverá a dar el paso Ximo Puig? Andres Boix, profesor de Derecho de la UV, se muestra «escéptico»: «Da vértigo anticipar cuando no está clarísimo que te beneficia. No hay muchas encuestas y es tirarse al vacío, más cuando mayo está tan cerca». Boix apunta a otra clave que puede generar dudas: la abstención suele perjudicar a la izquierda. Y unas elecciones solo autonómicas en solitario generarán más abstención. «Ello podría perjudicar más a la izquierda, y quizá más al PSPV, porque a su electorado las autonómicas le pueden importar menos que a Compromís», opina.