La «competencia desleal» ha puesto de nuevo en el ojo del huracán a la economía colaborativa. Esta vez le toca el turno a la que tiene la gastronomía como plato fuerte, convirtiéndola en un requisito indispensable para aquellos turistas que buscan comer como en casa, pero fuera de ella.

Para ello, acceden a plataformas digitaltes como Eatwith, Chefly o Linkinfood (algunas de las páginas digitales que empiezan a hacerse eco en la C. Valenciana). En ellas, aficionados a la cocina se aprovechan del tirón de «lo casero» para ofertar «comida típica valenciana» en su domicilio particular, con el fin de atraer a extranjeros que buscan conocer a fondo la cultura del país al que viajan, incluido su gastronomía.

No obstante, la falta de inspecciones sanitarias que analicen el estado en el que se encuentra la comida ofertada (algo a lo que están obligados todos los negocios legales del sector alimentario) y la no cotización en la Seguridad Social por parte de los usuarios registrados en estas plataformas está provocando que su presencia sea un tema de discusión en el sector hostelero, quienes tildan de «injusto» que la Administración asfixie a los restaurantes con «excesivos controles» mientras que ellos tienen, por el momento, «libertad de actuación».

La Federación Empresarial de Hostelería de València (FEHV) exige, por tanto, la prohibición de estas plataformas digitales. En concreto, su presidente Manuel Espinar considera que este nuevo modo de economía colaborativa «debe ser erradicada», porque «lo que tenemos en juego es la imagen de la misma ciudad y de la hostelería profesional». Y es que Espinar advierte que desconocer la calidad de los alimentos que se ofertan puede derivar en intoxicaciones alimentarias, aunque asegura que por el momento no se ha registrado ningún caso en el último año.

Advierte, sin embargo, que de mantener estas plataformas el número de adeptos aumentará y con ello la probabilidad de que las intoxicaciones puedan darse. De hecho, Espinar asegura que la Comunitat Valenciana es ya la tercera autonomía con un mayor número de usuarios registrados.

Por ello, asegura que a partir de otoño la FEHV buscará reunirse con Turisme para pedir el cese inmediato de este tipo de plataformas. Aunque aseguran que «habrá que tomar decisiones a nivel nacional» que coordinen (más allá de multas y sanciones) su cierre inmediato en toda España.

«Dos por uno»

La polémica no deja de verse con los mismos ojos con los que se mira a las plataformas de alquiler turístico, tales como Airbnb (a quien le debe el nombre del «Airbnb de la cocina»). Aunque no han sido prohibidas, Turisme ya castiga este tipo de páginas web con hasta 60.000 euros de multa.

Los hosteleros no descartan, además, que las personas que ofrecen su casa para vender comida casera por precios de hasta 70 euros organicen visitas turísticas amateurs a los turistas a los que están dirigido este tipo de webs. Este tipo de actividad, que ya empieza a ser sancionada en la Comunitat Valenciana, organiza tours gratuitos dirigidos por particulares sin experiencia en el campo a cambio de propinas.

Esto supondría, según Espinar, un «dos por uno» en cuanto a competencia desleal se refiere, por lo que reitera la necesidad de «prohibirlos cuanto antes».