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Consecuencias del cambio

"Hay que centrarse en el uso eficiente del reloj"

El experto en gestión del tiempo Agustín Peralt propone ampliar el debate sobre la conciliación familiar y laboral

La propuesta del presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, de suprimir el cambio de hora bianual ha generado el lógico debate entre detractores y defensores sobre una decisión que afecta directamente a la vida cotidiana de los ciudadanos.

Teo Mauleón, vecino de Madrid que está de vacaciones en València, aseguró a Levante-EMV que «para que el verdadero ahorro de energía exista, es necesario cambiar la mentalidad de la gente». «No es tema de un cambio de horario o no», añadió, si no de «un cambio de costumbres, es decir, que deberíamos ajustar los horarios para madrugar más como se hace en otros países europeos», asegura. «El sol debe regular el ritmo de vida», concluyó.

Desajustes energéticos

Ricardo Carrión, vecino de València, aseveró que el horario de verano «beneficia tanto la actividad física como laboral de las personas». «En invierno a las seis de la tarde, ya nos tenemos que ir a casa y, en cambio, el horario de verano garantiza más actividad. Además, no sé si creerme el ahorro económico con la abolición del horario de invierno porque yo he trabajado en la industria y allí no se para de trabajar, las máquinas están las veinticuatro horas encendidas y no se ahorraría nada», sentenció.

En esta línea, el experto en gestión del tiempo Agustín Peralt advierte de que, en general, «la gente no desea el cambio horario», pues «provoca desajustes energéticos en las personas y, debido a ello, también una disminución en su productividad». «Lo que todo el mundo quiere», añade, es «mantener un equilibrio».

Peralt insiste, por tanto, en que la polémica surgida a raíz de la decisión de la Comisión Europea de eliminar el cambio horario debe y tiene que ser un aliciente para elevar el debate más allá del huso horario y poner sobre la mesa la polémica acerca de la conciliación familiar y laboral. «Es bueno que aprovechemos esta cuestión para ir más allá y centrarnos en lo que verdaderamente nos afecta como individuos», añade.

«No tiene sentido que una familia cierre un comercio a las nueve de la noche, mientras sus hijos salen de la escuela a las cinco de la tarde», advierte Peralt. Por ello, el experto porfía en que lo importante sea analizar si el horario que se impone finalmente es, o no, el adecuado para la conciliación. Lamenta, de hecho, que «estamos siendo algo miopes al hablar únicamente del cambio horario. Hay que centrarse en el uso eficiente del reloj».

«No olvidemos», insiste Peralt, «que aquello que más influye en la productividad de una persona es su estado físico, su nivel de energía». Por lo que advierte que un uso adecuado de la hora permitiría una mayor motivación y productividad de la plantilla y, por tanto, mayores ingresos frente a la falta de ahorro que supondría para las grandes empresas la abolición del horario de invierno.

A modo de ejemplo Peralt explica que «cuando en este país se dijo que no se iba a prohibir fumar dentro de bares y restaurantes, hubo gente que decía que jamás en España íbamos a ser capaces de adaptarnos. Hoy es una realidad». Asevera, por tanto, que «no debe ser difícil creer que el equilibrio horario puede y debe ser una realidad».

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