Conchi, la mujer acusada de matar en Alicante junto a su cuidador a un hombre de 69 años apenas dos semanas después de casarse con él en Sax, ingresó en la prisión de Fontcalent por vez primera el 23 de agosto. Aunque la «viuda negra» ya conocía este centro por las visitas que realizó cuando el hombre de 58 años detenido ahora por el crimen estaba cumpliendo una pena de cárcel por tráfico de drogas. Fue la mediación de Conchi la que ayudó no sólo a que Paco obtuviera el tercer grado sino que ni siquiera tuviera que volver a dormir a Fontcalent porque le colocaron una pulsera telemática, según fuentes penitenciarias.

Para ayudar a obtener este beneficio y que saliera de prisión antes del cumplimiento íntegro de la pena, Conchi realizó un contrato de trabajo a Paco, que además es su excuñado, para que la cuidara debido a sus supuestos problemas de movilidad. Al tratarse de un empleo para cuidar a una persona todo el día, le pusieron una pulsera telemática para controlar que por las noches estaba en el domicilio de la mujer que debía cuidar. Esto ocurrió en el verano de 2016 y, a diferencia de otros presos que disfrutan de este régimen de semilibertad, Paco terminó de cumplir su condena «cuidando» a Conchi en su domicilio.

Conchi y Paco se encuentran recluidos ahora en la prisión de Fontcalent, donde la viuda del jubilado asesinado continúa con su mismo comportamiento teatral desde que fue sorprendida de pie cuando estaban matando a puñaladas a su marido José Luis. Desde entonces afirma que no se puede mover de cuello hacia abajo y necesita su silla de ruedas y ayuda para desplazarse. Aunque en la imagen que acompaña esta información se observa cómo el día de su boda usa unamano para fumar y con el brazo izquierdo rodea a otra persona.

Increpada por internas

Su estancia en la prisión de Fontcalent no parece ser un camino de rosas. No ha caído bien entre el resto de presas y algún pequeño revuelo se ha montado ya. Las noches las pasa en una celda del departamento de Enfermería, pero durante el día convive con aproximadamente medio centenar de internas, algunas de las cuales llegaron a increparla por las noticias que llegan a la prisión sobre lo ocurrido en el crimen y a lo largo de su vida. Conchi no ha sido clasificada como si estuviera en riesgo de suicidio, aunque dada su supuesta incapacidad para moverse le han asignado dos presas de apoyo que están con ella todo el día y la ayudan. Internas de Fontcalent aseguran que se trata de una mujer «déspota y muy manipuladora», según fuentes penitenciarias.