Los magistrados de la sección quinta de la Audiencia de València consideran que «el estado de salud de Eduardo Zaplana, a fecha de hoy, no es incompatible con su estancia en prisión, al menos no más que la vida que llevaba en libertad». Por tanto ayer decidieron mantener la prisión provisional para el expresidente de la Generalitat, encarcelado desde el 24 de mayo, a pesar de los tres informes médicos aportados por su defensa que alertan sobre los efectos negativos para la salud de Zaplana de su ingreso en prisión. El exministro de Trabajo padece una leucemia por la que sufrió un trasplante de médula, en 2015. Es la tercera vez que la sección quinta se pronuncia al respecto, tras los pronunciamientos realizados el 12 de junio y el 11 de julio (precedidos por tres autos del Juzgado de Instrucción 8 del 4 de junio, 4 de julio y 25 de julio que denegaba la libertad al exministro, tal como solicitaba la Fiscalía Anticorrupción).

«No se duda en absoluto de que Eduardo Zaplana padece una leucemia, fue sometido a un transplante de médula por lo que padece la enfermedad injerto contra huésped, por lo que debe recibir un tratamiento inmunosupresor y sufre patologías y molestias que no son objeto de cuestionamiento por este Tribunal», advierten los magistrados.

Aunque sí le recuerdan que desde que fue trasplantado en 2015 «ha sufrido recaídas de su enfermedad estando en libertad, por las que ha precisado de ingreso hospitalario». En una de estas hospitalizaciones, la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil ya lo investigaba por orden judicial. Y las «intervenciones telefónicas practicadas» revelaron que desde el hospital «estuvo gestionando telefónicamente sus negocios desde el hospital».

También añaden que, pese a su delicada salud, «la vida del señor Zaplana en libertad no transcurría en el estado de asepsia que ahora se dice que necesita de forma vital para sobrevivir, ni era precisamente una vida tranquila propia de persona enferma». Gracias a los dos años de seguimiento al exministro portavoz del gobierno de José María Aznar los investigadores pudieron comprobar la «intensa actividad tanto social como profesional que desarrollaba, con numerosos viajes con frecuencia superior a la semanal». Por lo que «no hace falta ser licenciado en medicina para conocer que los aeropuertos, estaciones, aviones, trenes, restaurantes y reuniones sociales numerosas no propician en absoluto ese medio con ausencia de gérmenes patógenos que se pretende hacer ver que [Zaplana] necesita de forma inexcusable para hacer su estado de salud compatible con la vida». Es más, incluso consideran que en el centro penitenciario «es controlado diariamente por los servicios médicos de la prisión lo que es, sin duda, más atención médica que la que recibía en libertad».

Por último, los tres magistrados de la sección quinta de la Audiencia de València que han fundamentado el fallo respaldan a la jueza y al Fiscal Anticorrupción al recordar que los delitos de los que se acusa a Zaplana son «graves y llevan aparejadas importantes penas de prisión» lo que implica «que el riesgo de fuga es real». Sin olvidar que los investigadores espera información de tres paraísos fiscales (Panamá, Uruguay y Luxemburgo) donde Zaplana presuntamente escondía el dinero obtenido del supuesto cobro de mordidas. Una «circunstancia que haría muy fácil su evasión desde el territorio nacional» para «continuar su tratamiento en lugares con igual o mejor sanidad que la que disfruta en nuestro país. Baste recordar que el transplante se le hizo en EE UU», aunque en realidad fue en La Fe.