El cardenal arzobispo de València, Antonio Cañizares, anunció ayer la construcción de un nuevo campus de la Universidad Católica de València (UCV), un proyecto «necesario y urgente» para crear un nuevo modelo de universidad «a la vanguardia y referencia de los nuevos tiempos en las universidades». Aunque el arzobispado se ha negado a avanzar más datos sobre el nuevo campus central de la UCV, Levante-EMV ha podido saber que el nuevo complejo universitario se levantará en Burjassot, junto a la circunvalación CV-30 y el centro comercial Parque Ademuz anexo a la autovía CV-35.

La universidad del arzobispado ha presentado ya la documentación en el Ayuntamiento de Burjassot y actualmente los técnicos municipales la están estudiando para conceder la licencia. La previsión es construir los edificios a lo largo de este curso 2018-19 y poner en marcha el campus en el siguiente, el 2019-20. Para ello, la UCV ha alquilado una gran pastilla de terrenos por un plazo de 20 años junto al parque comercial Ademuz. Este emplazamiento es uno de los más cotizados de Burjassot pues al lado del futuro campus se va a construir también un hipermercado. Según el proyecto, se instalarán allí tres facultades, entre ellas la de Psicología, además de diversas dependencias administrativas.

El enclave esta en el linde de València con Burjassot. Limita al oeste con Benimàmet y se encuentra al final de la avenida Maestro Rodrigo, a menos de 200 metros de la parada de metro de Canterería.

Cambio de estrategia

El paso anunciado por Cañizares en la apertura del curso 2018-19 de la UCV, de la que el cardenal es gran canciller, supone un cambio respecto al modelo de universidad implantado por el arzobispado y que hasta ahora carecía de un gran campus central en València.

La UCV es la mayor de las tres universidades privadas presenciales de la Comunitat Valenciana. En el curso 2016-17, según la última de las memorias generales publicadas por la institución, impartía 27 titulaciones de grado que cursaban 11.062 alumnos, y 40 másteres oficiales con 1.775 alumnos matriculados. En la ciudad que da nombre a esta universidad, sus estudios están dispersos en siete edificios, prácticamente la totalidad de ellos procedentes de inmuebles del Arzobispado o de fundaciones religiosas regidas por la diócesis.

Cerca de donde ahora proyecta su gran campus central, en el entorno de Burjassot-Godella, ya dispone de un campus donde en tres edificios alrededor de la antigua Escuela de Magisterio Edetania del arzobispado ha unificado sus estudios de Ciencias de la Educación. En Torrent tiene otro campus donde emplaza sus titulaciones de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Además, en Alzira y en Xàtiva cuenta con sendos campus a modo de extensión universitaria.

Con este nuevo proyecto, la UCV sigue la senda de las otras dos universidades privadas presenciales de la Comunitat, que ya han construido un campus central (la Cardenal Herrera CEU, en Alfara del Patriarca) o planean hacerlo (la Universidad Europea de València) con el fin de atraer a alumnado internacional. De hecho, desde el Arzobispado dicen que el campus incluirá «las tecnologías más modernas para atraer a nuevos alumnos».

¿Ciencias de la Salud?

Que una de las tres facultades a construir en Burjassot sea la de Psicología (ahora en la calle Guillem de Castro de València), podría indicar que el futuro campus se centre en Ciencias de la Salud, que son los estudios más demandados. La UCV rehabilitó como facultad de Medicina la antigua iglesia de San Carlos Borromeo, en el centro histórico del Cap i Casal. Allí no tiene espacio para construir una clínica universitaria propia para que sus alumnos hagan prácticas. Esto es un problema urgente a resolver, máxime después de que el Consell haya modificado la Ley de Salud de la Comunitat Valenciana para aplicar normativa estatal que impide que facultativos del sistema público formen a alumnos de universidades privadas en hospitales públicos.

El hospital de referencia para los estudiantes de Medicina de la UCV es el de Manises, público pero de gestión privada y cuya concesión acaba en 2024. El Consell ya ha expresado su voluntad de no prorrogar las concesiones del modelo Alzira o incluso de rescatarlas.