"El espítiru del Botànic no tiene una limitación temporal ni electoral". Ha sido una de las primeras frases del discurso de Ximo Puig que ha abierto el debate de política general, el último de la legislatura. Este factor ha marcado el contenido de un mensaje que ha sonado en más de un momento a preelectoral.

El jefe del Consell ha acabado el discurso pidiendo la confianza de la ciudadanía para renovar el acuerdo de gobierno progresista de 2015. "Pedimos a los valencianos su confianza, el Acord del Botànic ha sido una gran oportunidad para los valencianos".

"Si en 2015 había que tirar a la corrupción", hoy hay que cerrar la puerta al "populismo conservador" y a la xenofobia, ha afirmado. Y así ha pedido a la derecha que observe el ejemplo de McCain y no de Trump.

"Hemos cumplido la palabra que dimos al pueblo valenciano", ha sostenido, y ha pedido continuar la tarea de "transformación" iniciada.

La tesis de partida de Puig es que la Comunitat Valenciana está mejor que hace tres años. "Todos los indicadores lo dicen", ha insistido. Frente al problema valenciano de entonces, ha hablado del "momento valenciano" actual. La reducción del paro, la mejora de la confianza empresarial, la existencia de 1.800 aulas más o de 70.000 dependientes que ahora cobran ayudas son algunos de los datos que ha aportado para justificar esa mejora.

Para concluir la transformación hacia "una de las sociedades más avanzadas de Europa", Puig ha ofrecido un nuevo contrato social valenciano que ha contrapuesto a la "involución democrática" que se da en otras partes de Europa. En ese paquete ha citado a Salvini, Le Pen, Orban, Farage o los fenómenos independentistas. "Es el nuevo populismo conservador", ha concluido.

Frente a él ha propuesto igualdad, desarrollo y democracia como los pilares del nuevo proyecto del Botànic. Y es en este punto cuando ha desgranado más de treinta anuncios (algunos recuperados del pasado) para lo que queda de legislatura y para el futuro. Entre ellos, mucha innovación y menciones frecuentes a proyectos de inteligencia artificial, como dos grandes empresas (Indra y Accenture) que se implantarán en el Distrito Digital de Alicante o la ampliación de Parc Sagunt I para este tipo de empresas digitales.

Pero también anuncios más cercanos a la gente, como el inicio de la línea T2 de Metrovalencia en el primer trimestre de 2019, la apertura del servicio de metro por las noches durante festivos y fines de semana desde final de año, la aceleración de la reversión del hospital de Dénia para que sea 100 % público antes de mayo de 2019 o la recuperación de un plan de choque con apoyo de la sanidad privada (como ya hicieron anteriores gobiernos del PP) para reducir las listas de espera.

Una tarjeta cultural, otro proyecto en el que los gobiernos ya trabajaron sin resultados, y un banco de ADN público para la identificación de las víctimas de la guerra civil y la represión de la dictadura han sido otros de los anuncios.

La reivindicación feminista ha sido otro de los ejes centrales del discurso. "No se puede ser demócrata sin ser feminista". En este punto ha tenido un gesto con la vicepresidenta, Mónica Oltra (Compromís), al reconocer su liderazgo en el Pacto contra la Violencia Machista.

Puig ha insistido en la reivindicación valenciana, pero ha señalado que existe un punto de inflexión en la relación con el Gobierno central desde la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa. "Hay un trato leal. Una posición de bilateralidad no excluyente", ha dicho. "Anuncio que la primera semana de octubre me reuniré con Sánchez para avanzar en la agenda valenciana", ha añadido.

Más duro ha sido con el hecho de que no logra comparecer en la comisión de las comunidades del Senado. Así, ha pedido al presidente de la Cámara Alta que deje de bloquear su presencia y no actúe con intereses de partido.

Así, frente a los "augurios catastróficos" de 2015, ha pedido que las ideas de la Ilustración sigan dominando la C. Valenciana.