El exalcalde de Cullera, Ernesto Sanjuán, fue condenado a año y medio de cárcel y 21 meses de inhabilitación política tras declararse culpable de autorizar unos fuegos artificiales durante las fiestas de abril de 2014 en la localidad de la Ribera Baixa, fuegos que provocaron un incendio en la montaña colindante a Cullera. El castillo se disparó a pesar de que se había declarado un nivel 3 de preemergencia por riesgo de incendios, lo que provocaba que el castillo «no era autorizable», según el informe emitido por el grupo de investigación de incendios forestales.

Esta condena fue el punto de inflexión para que determinados consistorios dejasen de autorizar actos de fuego cerca de masas forestales. Es el caso de localidades como Alzira, que lleva cuatro años sin disparar su mascletà aérea, y ha sido uno de los municipios que más ha presionado por la modificación del decreto. Hasta esta condena era común que los ayuntamientos hiciesen caso omiso a la prohibición de castillos, tracas, mascletaes y demás actos de pólvora dentro de ese radio de 500 metros desde suelo forestal. En la misma sierra de Cullera se produjeron incendios por el lanzamiento de castillos en 2010, 2011 y 2013, aunque de menor extensión y consecuencias que el de abril de 2014, que llegó a calcinar 3,2 hectáreas de montaña. Por otro lado, Náquera vivió un episodio similar al de Cullera en 2006, cuando un castillo de fuegos artificiales disparado en un nivel 3 de preemergencia causó un incendio en la Serra Calderona. Sin embargo la condena no llegó hasta diez años después, tal y como informó entonces Levante-EMV. Ricardo Arnal, el alcalde de Náquera entonces, fue condenado a cuatro meses de cárcel por un delito de imprudencia grave por autorizar el castillo en dichas condiciones.