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SOBREVIVIR A UN ACCIDENTE LABORAL

'¿Y ahora quién me va a querer?'

Más de 46.600 personas sufrieron un accidente con baja laboral en la Comunitat Valenciana el pasado año, lo que representa un aumento del 6,2 % respecto a 2016 - La cifra de casos de siniestralidad mortal asciende a 65

El mismo día que México aprobó la extradición de «El Chapo» Guzmán a Estados Unidos, María García volvía a su casa después de finalizar su jornada laboral. Circulaba por la Ronda Norte cuando recibió una llamada telefónica: su novio estaba siendo trasladado al hospital.

Una placa de aluminio de casi 200 kilogramos impactó en el pie de Nacho Navarrete el 20 de mayo de 2016. Un accidente laboral que define como «lo peor que me ha pasado en la vida» y que le ha obligado a hacer de sus dos muletas, sus mejores aliadas.

Tras nueve intervenciones quirúrgicas, Nacho tuvo que enfrentarse a la amputación del empeine y los dedos índice, corazón y anular de su pie izquierdo. «Cuando me operaron por primera vez, me dijeron que a lo mejor me moría», pues los tejidos necróticos se expandían a la misma velocidad que el miedo que le producía enfrentarse a la pérdida de su pierna.

Un miedo que Nacho, apasionado del deporte, todavía mantiene, pues le causa «pánico» pensar que alguien pueda chafarle el pie o que algo pueda caer sobre el mismo.

Las excursiones al río y los partidos de fútbol con amigos son solo algunas de las actividades a las que ha tenido que renunciar, pero sin duda alguna, lo que más lamenta es la idea de no poder cargar en brazos a su hija, que nacerá dentro de pocos meses.

Y es que, el accidente dejó muchas secuelas en este joven valenciano de 31 años. Los constantes dolores de espalda, los fuertes calambres en la pierna y el desgaste del hueso de su cadera hicieron que su traumatólogo no pudiese garantizarle un futuro alejado de una silla de ruedas.

Con una discapacidad reconocida del 34 % y una incapacidad permanente declarada, Nacho confiesa que «psicológicamente el proceso de aceptación y recuperación es muy duro» y que su carácter ha cambiado.

«Cuando salí del hospital solo pensaba en pegarme con la gente, era muy violento», afirma, «la medicación que tomaba potenció mi agresividad». En este sentido, «recibir tratamiento psicológico fue vital para mi recuperación anímica», aunque admite que debe seguir trabajando en su salud física y mental.

Los complejos también se apoderaron de él. «No me gusta que me miren las cicatrices del pie, no son agradables». Así habla Nacho de las marcas en su pie, las mismas que lo convirtieron en un héroe ante los ojos de sus sobrinos, que piensan que a su tío le mordió un tiburón.

Tras un accidente de esta magnitud, las personas afectadas deben enfrentarse a numerosas barreras personales y sociales que posibiliten su desarrollo e integración efectiva. La Psicología Clínica es, ante estas situaciones, un elemento fundamental para el paciente, ya que le permite aprender a mantener su estabilidad emocional mediante la promoción del descubrimiento de nuevas capacidades, así como de su acompañamiento en el proceso de recuperación.

Además, desde la perspectiva jurídica, se pueden exigir responsabilidades por daños psicológicos. Pese a la «extensa y variada normativa que existe en materia de prevención de riesgos laborales», como explica Julián García, asociado senior en el departamento laboral del despacho de abogados Garrigues en València, los últimos datos publicados por el Institut Valencià de Seguretat i Salut en el Treball (Invassat), no son alentadores.

El informe «Estadísticas de Accidentes de Trabajo en la Comunitat Valenciana» establece que desde julio de 2017 hasta el pasado mes de junio se produjeron 46.650 accidentes con baja laboral en todo el territorio autonómico, de los cuales 316 fueron considerados graves, lo que representa un aumento del 4,3 % respecto al mismo periodo del año anterior.

Ante este hecho, el Consell presentó el pasado viernes una campaña dotada con un presupuesto de 400.000 euros para concienciar a diferentes sectores sobre la importancia de la seguridad industrial, al mismo tiempo que se ha creado un sello para reconocer a aquellas empresas que cumplan con las buenas prácticas.

Difícil reinserción profesional

Las empresas que cuentan con más de 50 empleados tienen la obligación legal, como manifiesta el letrado García, de que el 2 % de su personal sean personas con discapacidad reconocida. Además, existen centros específicos de empleo que ofrecen puestos de trabajo con el propósito de integrar a este colectivo en el mundo laboral.

No obstante, la reinserción profesional de las personas que han sufrido un accidente laboral grave no siempre es sencilla. «Tengo mucha dificultad para encontrar un empleo adaptado a mis necesidades», se lamenta Nacho, quien reconoce haber realizado muchas entrevistas de trabajo sin éxito.

«Siento que me culpabilizan por el accidente que tuve, pero yo no lo hago. La culpa no es mía, es de la seguridad de la empresa de carpintería metálica en la que trabajaba», expresa.

En el caso de Carlos, nombre ficticio escogido para preservar el anonimato de este afectado, el futuro no le plantea ningún reto. «Lo único que quiero es que acabe el juicio para poder cerrar esta etapa de mi vida», manifiesta.

Hace tres años le declararon una gran invalidez después de que una máquina agrícola de 400 kilogramos cayera sobre su espalda ocasionándole pinzamientos en la médula, problemas en el esfínter y toda una vida acompañado por su ya inseparable silla de ruedas.

Con tan solo 24 años, la edad que tenía cuando se produjo el accidente en su puesto de trabajo, Carlos tuvo que renunciar a quehaceres tan cotidianos como hacerse la cama o tirar una bolsa de basura. «¿Y ahora quién me va a querer?», fue la pregunta que se repetía constantemente durante los casi cinco meses que permaneció ingresado en el hospital.

Tanto para Carlos como para Nacho se dibuja un panorama incierto, pero repleto de «herramientas jurídicas suficientes para que se le reconozcan importes de prestaciones económicas y garantías sociales», apunta Julián Garrido.

Si tras sufrir un accidente, este se deriva de un incumplimiento por parte de la empresa en materia laboral, las personas afectadas tienen derecho a percibir la asistencia sanitaria requerida, una prestación económica que responda a una incapacidad temporal o permanente, así como un recargo de prestaciones. Además de la prestación por discapacidad reconocida y otra por daños y perjuicios.

El próximo martes Nacho recibirá la notificación de un nuevo juicio siendo consciente de que «el cuerpo se hace valiente» y que él «solo quiere vivir».

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