Ni es una enfermedad exclusiva de los hombres ni se comporta igual en el cuerpo de una mujer. El cáncer de pulmón es ya el segundo tumor que más muertes provoca entre las valencianas, solo detrás del de mama, aunque se espera que, como ha pasado ya en Europa y pasó hace más de treinta años en Estados Unidos se convierta pronto en el más letal de los cánceres para las mujeres de la Comunitat Valenciana.

Las cifras de los estudios epidemiológicos ya marcan la tendencia. Las muertes entre las valencianas por cáncer de pulmón se han duplicado en los últimos quince años: de la tasa de 9,9 muertes por 100.000 habitantes de 2000 se ha pasado a las 17,8 muertes por 100.000 habitantes registrada en 2018 entre las mujeres valencianas.

La tendencia es clara y, pese a que tanto la incidencia como la mortalidad del tumor siguen en aumento y se considera ya como el más letal de los tumores (en 2016 murieron en España 22.155 personas por cáncer de pulmón: tantas como fallecidas por cáncer de colon, mama y próstata), es una de las enfermedades de las que menos se habla y que menos presencia tiene.

Así lo pusieron de manifiesto los expertos que participaron el pasado jueves en la I Jornada de Abordaje Multidisciplinar sobre el Cáncer de Pulmón en la Mujer que acogió el Hospital La Fe de València y que promovió el Grup d'Investigació i Divulgació Oncológica (GIDO), adscrito a la Sociedad Española de Oncología Médica.

El objetivo de la jornada, que buscaba también conmemorar la Semana Europa del Cáncer de Pulmón, era sensibilizar sobre la importancia de esta enfermedad y sobre la necesidad de abordarla desde una perspectiva de género porque, «igual que en Cardiología ha marcado la diferencia hablar de medicina de género, en Oncología vamos retrasados y diferencias, las hay», apuntó Óscar Juan, presidente del GIDO.

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Un 20 % de no fumadoras

Diferencias en factores de riesgo, por ejemplo. El consumo de tabaco en todas sus formas es el principal factor de riesgo para desarrollar un tumor de este tipo pero los estudios hablan de que, entre las mujeres, aparece en mayor medida entre aquellas que no son fumadoras si se compara con el porcentaje de casos de no fumadores masculinos: un 20 % de casos se dan en valencianas que no fuman ni han fumado mientras que este porcentaje cae hasta uno de cada doce entre los hombres.

Conociendo mejor esos factores de riesgo se podría dar el siguiente paso para personalizar mejor los tratamientos ya que incluso las diferencias biológicas entre hombres y mujeres condicionan aspectos moleculares de los tumores, según expuso la doctora Sarai Palanca.

Las diferencias de género también afectan a la esperanza de vida según se sea hombre o mujer. Pese a que la gran mayoría de estos tumores se diagnostican en estadios ya avanzados (lo que condiciona también la supervivencia), la esperanza de vida en las mujeres supera a la de los hombres, según los datos expuestos por el doctor Alberto Ruano, profesor de Salud Pública de la Universidad de Santiago de Compostela. «La supervivencia a tres años de las mujeres es un 50 % superior a la de los hombres», apuntó al tiempo que se preguntó si era necesario desarrollar un plan nacional de cáncer de pulmón atendiendo a ese aumento tanto en incidencia como en mortalidad.

«Vamos detrás de Estados Unidos y no estamos aprendiendo nada aunque estamos reproduciendo lo que ya pasó allí», apuntó.

Sin embargo, estas diferencias no se están teniendo en cuenta en los ensayos clínicos donde se debe medir tanto la «toxicidad como la eficacia de los medicamentos que son diferentes» en las mujeres, apuntó Juan. «Hasta 1993 no estuvo permitido la participación de mujeres en los ensayos clínicos de y todavía hoy su presencia en fase III es inferior al 40 %. Esto puede llevar a que cuando se aplique una terapia pueda ser más tóxica en mujeres y que la efectividad no sea l amisma», añadió, dando cuenta de las dificultades para acercarse a esa medicina personalizada en este tipo de tumor que va a seguir creciendo entre las mujeres valencianas.

En la jornada, además de contar con la participación de oncólogos, epidemiólogos o neumólogos, también participaron enfermeros, psicólogos, biólogos moleculares y enfermos, que aportaron sus testimonios.