El conjunto arquitectónico de los Silos de Burjassot, tal como lo califica la asociación Amics de les Sitges, es «un referente en la historia y la cultura del municipio desde su construcción hace cinco siglos» y, además, «su propia singularidad y características distintivas lo hicieron merecedor del reconocimiento de Monumento Histórico-Artístico de Carácter Nacional» el 26 de marzo de 1982. Asimismo, «con el máximo grado de protección», figura como Bien de Interés Cultural (BIC) en el «Inventario General del Patrimonio Cultural Valenciano».
Durante un largo periodo de tiempo los Silos, el antiguo granero del Reino de València, llegó a ser una de las infraestructuras económicas más importantes del país.
La construcción de sus tres primeras cavidades subterráneas para el almacenamiento de grano se remonta al año 1573. Ante los problemas de abastecimiento de trigo que sufría la ciudad de València en pleno siglo XVI, sus autoridades decidieron instalarlos en un lugar que, además de encontrarse cerca del "cap i casal", sus condiciones naturales aseguraran «una sequedad casi absoluta para garantizar la conservación del grano».
El lugar elegido fue una loma próxima al entonces núcleo urbano del señorío de Burjassot. Tras el éxito de este primer ensayo, València construyó tres silos más al año siguiente, 1574, y sucesivamente completó el granero superando los 40 silos ya en el siglo XVIII.
«Les lloses» de Estellés
Actualmente, se pueden ver 41 tapas semiesféricas de los silos («els pilons») sobre una explanada cuadrada (el «pati de Sant Roc») de unos 75 metros de lado que, a modo de terraza enlosada («les lloses quasi blaves», que cantó el poeta de Burjassot Vicent Andrés Estellés), culmina un conjunto limitado, entre otros elementos, por muros y la ermita de los patrones del pueblo, Sant Rovy la Virgen de la Cabeza.
