El derecho a la Educación de Lorena, Natalia, Amparo, Esperanza y Dori choca cada día contra el mar de escaleras del vetusto edificio que tiene la Escuela de Arte y Superior de Diseño (EASD) en la calle Genaro Lahuerta, junto a Viveros.

Son alumnas con movilidad reducida que, o bien no pueden acceder a ninguna clase de este edificio sin ascensor, como es el caso de Lorena y Amparo, que se desplazan en silla de ruedas, o se las ven y se las desean para poder seguir sus estudios en este aulario de dos plantas con entresuelo lleno de escalones.

Natalia, que utiliza un bastón para apoyarse, define a la antigua Escuela de Artes y Oficios como la plasmación real de «las escaleras imposibles que pintaba Escher», en alusión a los trampantojos del célebre artista holandés.

La EASD de València cuenta con dos sedes, un edificio moderno y totalmente accesible en Velluters, y el desfasado aulario de Viveros donde se imparten talleres y asignaturas prácticas de las diferentes especialidades que oferta la escuela, que incluyen desde ciclos superiores de Formación Profesional hasta estudios superiores de Diseño, equivalentes a grados universitarios, y también másteres.

Dos años reclamando un ascensor

«En la Escuela de Viveros todo son escaleras, no puedo acceder absolutamente a ninguna clase», denuncia Lorena, que lleva dos cursos reclamando a la Conselleria de Educación que instale un ascensor y rampas en el edificio.

«Se está negando mi derecho a la educación», lamenta Lorena, que estudia Diseño Gráfico y no puede acceder a los talleres de Fotografía o Impresión, claves para su formación. Estas especialidades las estudia de forma teórica y en tutorías personalizadas con los docentes en la sede de Velluters.

«Tengo una enfermedad muscular y antes andaba, pero ahora ya no, por lo que me es imposible asistir a clase en este edificio», cuenta Amparo, que ha tenido que renunciar a las optativas que se imparten en Viveros. También estudia Diseño Gráfico y hace 25 años, cuando andaba con muletas, hizo los estudios superiores de Interiorismo cuando este edificio aún era Escuela de Artes y Oficios.

Ya entonces denunció la falta de accesibilidad del inmueble: «Lo único que conseguí es que pusieran un pasamanos en la escalera del hall y una plaza de aparcamiento para personas con discapacidad», la única que hay a la puerta de la escuela.

Aunque la ley general de derechos de las personas con discapacidad y su inclusión social obliga a que todos los edificios sean accesibles desde diciembre de 2017, no se cumple en la EASD de Viveros.

La falta de accesibilidad del edificio no afecta solo al alumnado, pues el profesorado tampoco escapa a ella. Docentes como Feli, Carmen, Ana o María, también con movilidad reducida, han tenido que renunciar a especialidades que se imparten en Viveros y concentrar sus clases en Velluters.

Educación estudia soluciones

Alumnas y docentes reclaman a Educación que les traslade al edificio de la plaza de Viriato que ahora ocupa la Dirección Adjunta de Música y Cultura Popular Valenciana del Institut Valencià de Cultura (IVC), lo que obligaría a emplazar estas dependencias y a su personal en otro inmueble de la Generalitat. La conselleria, que admite las carencias de la sede de Viveros, está estudiando la viabilidad del traslado reclamado por el alumnado.

Desde Educación indican que mientras se busca la alternativa más rápida posible, una vez acabe la matrícula, se tratará caso a caso la situación de los alumnos con movilidad reducida para darles «una solución personal efectiva».