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Inestabilidad en pactos de izquierda

'Botànics' que se marchitan

Una veintena de coaliciones de izquierda que florecieron en 2015 para apartar del poder al PP ya ha saltado por los aires en esta legislatura

El alcalde de València, Joan Ribó, y la vicepresidenta Oltra flanquean al presidente, Puig. miguel ángel montesinos

Unido dentro de la diversidad, el pacto autonómico entre PSPV, Compromís y Podemos bautizado como Botànic y que gobierna en la Comunitat Valenciana ha sorteado hasta el momento sus crisis internas, aunque las desavenencias afloren ahora con más fuerza según se acercan las elecciones.

Pero en los pactos de izquierdas municipales, los pequeños botànics que germinaron tras las elecciones de 2015 para desalojar al PP de los ayuntamientos, es donde las hostilidades se han hecho más evidentes y han acabado ya en rupturas en casi una veintena de casos, algunas de forma abrupta.

Son los botànics que se marchitan. Algunos ya no llegarán vivos a las urnas, otros lo harán haciendo malabarismos y también los hay que muestran síntomas inequívocos de agotamiento.

Un claro ejemplo de desconfianza creciente entre los socios es València ciudad. Compromís, PSPV y València en Comú dieron vida en 2015 al Pacte de la Nau, la versión municipal del Botànic, para desalojar al PP tras 25 años. Pero las relaciones se han ido deteriorando. La pasada semana, la teniente de alcalde socialista, Sandra Gómez (que ha puesto en duda repetir el pacto en 2019), trasladó su malestar por lo que considera «ataques» de cargos de la coalición tras el último desencuentro: la campaña de empleo para mayores de 55 años, el teléfono rojo que Compromís consideró «humillante». No es el primero. Hace unos meses, el PSPV anunció que convertiría sus sedes en puntos de asesoramiento y «acompañamiento» para tramitar la renta inclusión. La reacción de Compromís fue tan dura que la vicepresidenta Mónica Oltra llegó a comparar la iniciativa socialista con la de los partidos ultras que se aprovechan de la necesidad de las personas. El proyecto del PAI del Grao, puesto en cuestión por Compromís y ValC, también ha tensionado el pacto.

Algunos botànics locales ya se han roto. Es el caso de dos de las diez ciudades más pobladas de la Comunitat Valenciana, Alicante y Paterna. En municipios más pequeños, apenas iniciada la legislatura, ya estalló el gobierno de Gata y también el de Catarroja que habían firmado Compromís, PSOE y Guanyar, y hace unos meses el de Favara. Entre medias se rompió el de Sant Joan d'Alacant, donde Compromís dejó el cuatripartito que lideraba el PSPV. En Callosa, l'Olleria y Massalfassar también han pasado a mejor vida los pactos de izquierda. En Sant Vicent del Raspeig, Sí se puede, marca blanca de Podemos también dejó el gobierno. Otro pacto roto fue el que Compromís, PSPV y Sí se Puede Sedaví habían formado en esta localidad, igual que en Godella, donde estallaron las desavenencias entre Compromís, PSPV, Canviem entre tots y EU. En Borriol, la marca de Podemos también abandonó pronto a socialistas y nacionalistas. Los pactos de izquierda de Rafelbunyol, Tavernes Blanques o Vinalesa ya son historia. En Xeraco, Esquerra Unida dejó el gobierno local por discrepancias con sus socios, Compromís y socialistas.

Inestabilidad pero sin romper

Sin llegar a romper, otros muchos ayuntamientos con pactos de izquierda han registrado ya importantes episodios de inestabilidad. El miedo a que la imagen de desunión facilite la vuelta del PP a los gobiernos locales actúa de pegamento en muchos casos para que el pacto no se rompa. En Castelló, la socialista Amparo Marco, que firmó con Compromís y Castelló en Moviment (CseM) el denominado «Acord del Grau» (aunque CseM se quedó en la oposición), vivió el primer cisma a principios de 2017 al exigir Compromís a sus socios el cese del técnico de la oficina económica que nombró la propia alcaldesa sin consultarles, una polémica que fue capaz de unir en contra del PSPV a Compromís, Castelló en Moviment, PP y Cs. Este año, el PSPV se desmarcó del cambio de nombre de Castelló y abrió otra crisis con Compromís al no considerarlo prioritario. Finalmente hubo consenso.

En Burriana en julio de 2015, la socialista Maria Josep Safont se convirtió en la primera alcaldesa con los apoyos de Compromís y Se Puede. El tripartito local también ha mostrado discrepancias relacionadas, por ejemplo, con la subasta de 16.600 metros del Arenal. Compromís criticó que la alcaldesa escondió información.

En Oliva, el gobierno local lo formaron una amalgama de partidos: Compromís, Projecte Ciutadans, Gent d'Oliva y EU-Acord Ciutadà y entró en crisis al ser incapaz de aprobar el presupuesto de 2018. La tensión afloró hace meses. El mismo viernes, en Puçol, la alcaldesa socialista salió reprobada con los votos de Compromís (expulsado ya del gobierno), PP y Pavalur. En Riba-roja no llegó a formarse un acuerdo de gobierno, pero la situación es tan tensa que Podemos ha llevado a los tribunales al alcalde del PSPV.

Llíria y l'Eliana comenzaron la legislatura con pactos de izquierda. En ambos casos se rompieron al primer año, aunque al tercero y, casi a la vez, han vuelto a reencontrarse en el gobierno, lo que es otro síntoma de inestabilidad.

Bronca entre PSPV y Compromís

En Cullera el socialista Jordi Mayor fue investido con el apoyo de Compromís. Pero una reciente bronca con la diputada provincial de Turismo Pilar Moncho, de Compromís y de la vecina Sueca, generó tensión. Cullera cargó contra la gestión turística «discriminatoria» de Compromís en la diputación. En mayo el alcalde destituyó a un edil nacionalista, que duplicó la tasa de alcohol, el mismo concejal (de Iniciativa) que acaba de dimitir implicado en la quema de una bandera española.

Si existe un gobierno emblema de pacto múltiple es Torrevieja, donde hasta seis partidos se unieron para echar al PP en 2015. Hoy, el hexapartito, que lidera José Manuel Dolón (Verdes), sigue en pie gracias a Ciudadanos. En Nules, la defensa de la prisión permanente revisable provocó un cisma entre el alcalde y sus socios con votos de apoyo a una moción del PP. En Vila-real, el alcalde socialista organizó una jura de bandera que Compromís le reprochó.

Estos son los botànics que florecieron en 2015 y comienzan a marchitarse con vistas a 2019.

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