La antigua base de la Copa del América que ocupó el Alinghi se ha transformado en un nuevo espacio para exposiciones, que ayer se estrenó con la inauguración de la exposición del artista alcoyano, siempre controvertido, Antoni Miró.

En la rueda de prensa de inauguración de la exposición, realizada ayer por la mañana, el director general del Consorcio València 2007, Vicent Llorens, destacó la recuperación de un antiguo edificio industrial para uso público, abierto a todos, «sin miedos».

Llorens defendió este nuevo contenedor cultural como un «espacio de agitación» y destacó «el universo artístico de Antoni Miró» como una opción «magnífica» para introducir mensajes claros que agiten el pensamiento en una sociedad confusa como la actual.

Y la muestra ha conseguido agitar conciencias, incluso antes de inaugurarse, tanto por la polémica que ha acompañado la colocación de las esculturas eróticas de Miró en el paseo exterior de la Marina como por la inclusión de obras alusivas al independentismo catalán.

Las obras de Antoni Miró, adscrito al realismo social, que se podrán ver hasta el 30 de diciembre en la Marina reflejan también la eclosión de la Primavera Árabe y las movilizaciones feministas. El artista salió ayer al paso de las críticas de colectivos de corte conservador a la presencia de sus esculturas eróticas en el paseo exterior de La Base.

Miró animó a las familias a «hablar y reflexionar con naturalidad» del sexo y apuntó que las esculturas «están hechas para estar fuera», declaró el artista, quien aseguró que le gustaría hacerlas incluso «más grandes». La polémica sobre las esculturas, inspiradas en la cerámica griega, es propia -dijo- de «mentes retorcidas».