El encuentro público de ayer entre la vicepresidenta Mónica Oltra y el cardenal arzobispo Antonio Cañizares causó expectación. La Universidad Católica de València propició una conferencia conjunta sobre las aportaciones del feminismo al mundo empresarial y ambos dirigentes mostraron sintonía.

«Suscribo totalmente lo que ha dicho la vicepresidenta esta tarde», respondió Cañizares a una intervención de uno de los asistentes que calificó de «feminismo radical» la intervención de Oltra, quien se esmeró en repasar datos de la baja presencia de mujeres en las cúpulas directivas así como en puestos de responsabilidad en el mercado laboral. Para hacerlo de manera más gráfica, mostró una fotografía de esa misma mañana en el encuentro en Barcelona de apoyo al corredor mediterráneo. La imagen oficial estaba protagonizada por hombres y Oltra ironizó haciendo un símil con la serie de libros de agudeza visual Buscando a Wally: «yo solo he encontrado a dos mujeres en la foto», lamentó. Frente a una aula magna llena de curiosos y de invitados por la cátedra Pavasal de la universidad, Oltra mostró (como hace habitualmente en las ruedas de prensa del Consell) los datos de la pirámide laboral: las mujeres disminuyen cuanto más alto es el rango jerárquico en una empresa. Por ello, recordó que el Consell del Botànic es «el primer gobierno en cumplir con la paridad». Sin embargo, reconoció que en el segundo escalón del ejecutivo no se cumplen el parámetro 60-40 de presencia masculina y femenina, porque son más hombres los que ocupan puestos en las conselleries. Aún así y diapositiva en mano, Oltra puso en valor que frente a la tendencia del mercado laboral, en el gobierno, cuanto más relevante es el cargo, más se cumple la paridad.

Oltra encontró cómplices entre el público que asentían con la cabeza cuando apuntaba a que es necesaria una normativa que fuerce a las empresas a cumplir con la paridad «como se hizo en política». Y al defender que es la presencia de mujeres en los puestos de liderazgo lo que asegura el «equilibrio de género para atender a una sociedad plural».

Cañizares, por contra, se basó en una visión de la mujer en su esencia y no tan centrado en el mundo empresarial. Denunció la «violencia, vejación y degradación» sistemática de una sociedad que no ve que la mujer «no tiene menos dignidad que el hombre». Cañizares, habitualmente polémico en sus intervenciones, se esforzó en condenar la violencia machista y defender los derechos de la mujer, que son los mismos que los derechos humanos.

En este punto coincidió también con Oltra que comenzó su discurso recordando a las mujeres muertas por la violencia machista desde que existen datos (2003): en total 960 mujeres, cerca de un centenar más de las personas que murieron asesinadas por la banda terrorista ETA. «Esto también es terrorismo; terrorismo machista», denunció.

Oltra y Cañizares coincidieron también en las referencias bíblicas. Mientras el cardenal señalaba a la Virgen María como un modelo a seguir, Oltra citaba el Génesis como documento cristiano que cita explícitamente tanto al hombre como a la mujer. Y recordó a sor Isabel de Villena como una escritora que en su obra recogió la vida de Jesucristo desde la óptica femenina. Ambos dirigentes resolvieron un encuentro que en su organización se topó con reticencias hacia la presencia de Oltra, tal como admitió un director de uno de los observatorios de la Universidad Católica presentes en el acto, que aseguró que «solo el arzobispo sabe lo que ha costado sacar adelante este acto». Hasta Oltra comenzó su discurso agradeciendo la invitación para descubrir puntos de vista «comunes y diferentes».