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Sequía

El Botànic quiere impedir nuevos regadíos para no agravar el déficit hídrico

El tripartito y Cs apoyan en las Corts el informe sobre la gestión del agua tras dos años de trabajo El PP incluye un voto particular que defiende los trasvases

Tras dos años de trabajo y después de escuchar a medio centenar de expertos, las Corts Valencianes ya tiene el diagnóstico sobre la gestión del agua en la Comunitat Valenciana, que mañana aprobará la comisión de Medio Ambiente. El trabajo de la subcomisión de estudio recoge una treintena de propuestas que apoyan los partidos del Botànic (PSPV, Compromís y Podemos) con el respaldo de Ciudadanos y el voto particular del PP que firma el exvicepresidente José Císcar y que, en esencia, intenta mantener vivos los trasvases (sin nombrar al del Ebro) como solución al déficit hídrico.

Una de las propuestas más interesantes es la de evitar «la extensión» de la superficie de regadío en aquellas zonas en situación de estrés hídrico o en riesgo de estarlo teniendo en cuenta la previsión de los efectos del cambio climático, lo que prácticamente supone frenar la creación de nuevas superficies de regadío en todo el territorio de la Comunitat Valenciana y en zonas de otras autonomías vecinas que forman parte de las demarcaciones Júcar y Segura.

El trabajo concluye que la situación actual de diferentes zonas de la Comunitat Valenciana es la de desequilibrio entre necesidades de agua para riego y disponibilidad de recursos para satisfacerlas, algo que se ha mantenido desde hace décadas e incluso ha aumentado, lo que ha dado lugar a una situación de déficit hídrico estructural, que afecta principalmente a comarcas del sur de Alicante.

En esa situación de estrés hídrico se encuentran la cuenca del Júcar y la de Turia cuyas cifras superan ampliamente las que la Agencia Europea de Medio Ambiente considera de «estrés hídrico severo» ya que las aportaciones en las cabeceras han caído considerablemente, hasta un 28% en el caso del la cuenca del Júcar. Particularmente grave, recoge el informe, es la pérdida de calidad de las aguas subterráneas y su sobreexplotación, así como la de los ríos y los acuíferos por la expansión «desmesurada» de la agricultura de regadío, prácticas agrarias intensivas en el uso de fertilizantes y fitosanitarios, falta de planificación y ordenación del territorio, concentración urbana en las zonas costeras, así como una intensa y desordenada expansión urbanística e industrial e inadecuación de las infraestructuras de saneamiento y depuración de aguas residuales.

En este punto, el dictamen cita a urbanizaciones y polígonos industrial que nacieron fuera de ordenación, así como a la elevada estacionalidad turística y a las infraestructuras lineales de transporte que no permiten la permeabilización y el paso del agua.

Desaladoras, pero sin trasvase

Para aumentar los recursos hídricos el informe se refiere a las aguas desalinizadas y a las residuales regeneradas que pueden ser reutilizadas, pero no hace mención alguna a los trasvases, salvo los que ya están acabados, como el Júcar Vinalopó, aunque el diagnóstico que realiza de las desaladoras tampoco es muy halagüeño ya que en la actualidad funcionan, a diferente ritmo (algunas a menos del 50%), ocho desaladoras, pero tres de las construidas en su momento (Moncofa, Sagunt y Orpesa) no han entrado en funcionamiento.

Respecto al voto particular del PP, Císcar recuerda que Alicante es la zona con menos precipitaciones de Europa y que ante la escasez hídrica estructural de la Comunitat los trasvases juegan un papel esencial a la hora de sumar recursos. «Los trasvases no son cosa del pasado», recoge el exvicepresidente de la Generalitat.

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