«Esta sociedad no debe permitir ni un asesinato [machista] ni una agresión más, sin poner en marcha todos los esfuerzos posibles en aras a erradicar esta lacra que nos avergüenza como sociedad». Son palabras del delegado del Gobierno, Juan Carlos Fulgencio, en su discurso durante los actos de la festividad de los Ángeles Custodios, patronos de la Policía Nacional.

Fulgencio quiso dejar clara su apuesta por invertir en esa lucha contra la violencia de género y, en ese sentido, llegó a decirles a los cientos de policías congregados en la explanada del Veles e Vents, en la Marina de València, que «es necesario también incrementar y mejorar la formación de todos los integrantes de la Policía Nacional, junto con el resto de operadores que intervienen en el ámbito de protección de las mujeres víctimas de violencia de género y agresiones sexuales».

No hubo menciones a ningún caso en particular, pero a nadie se le escapa que esa afirmación llega cuando aún flota en el aire -y en la investigación abierta por el Defensor del Pueblo- la duda de si hubo o no negligencias o mala gestión tras la demanda de amparo y protección de la madre de Nerea y Martina, las hermanas de 6 y 3 años asesinadas por su padre en Castelló la semana pasada y para las que no hubo protección porque la jueza de Violencia sobre la Mujer de Castelló se la denegó tras un informe de valoración policial que estimó en «bajo» el riesgo.

Esa propuesta y la de intentar elevar la presencia femenina para superar el actual 14 por ciento a las puertas del 40 aniversario de la incorporación de la mujer a la Policía Nacional -ocurrió en 1979- fueron los dos ejes de su discurso, al margen de las felicitaciones habituales y las menciones -sin cifras, eso sí- al trabajo desarrollado en estos doce meses por los agentes del Cuerpo Nacional de Policía en la Comunitat Valenciana. Destacó, dentro de esa labor, la lucha contra la ciberdelincuencia, la delincuencia organizada, las redes de trata de personas y «el meritorio y difícil trabajo desarrollado en la gestión de los flujos migratorios».

Más medallas, ninguna roja

Tampoco en el discurso del jefe superior de Policía de la Comunitat Valenciana, José Javier Cuasante, hubo reivindicaciones, ni cifras del descenso de la criminalidad -que sí ha descendido-, ni menciones a investigaciones específicas, pese a los cientos de kilos de droga aprehendidos, las redes de trata desarticuladas, las organizaciones de ladrones desmanteladas -entre ellas, tres de las principales ramas en España de las mafias armenias- o los homicidios resueltos.

Eso sí, presumió de que las 210 medallas concedidas este año en la Comunitat Valenciana suponen un 16 % de incremento respecto al año pasado y un 46 % en comparación con 2015. Pero entre las condecoraciones, ninguna con distintivo rojo, la más prestigiada porque comporta, además, una pensión vitalicia, al menos en València.

Tras las palabras de Cuasante, que también puso el acento en loar la presencia femenina en el cuerpo y mencionar el aniversario que se celebrará el año que viene, llegó el turno de los condecorados. Además de agentes de la Policía Nacional, recibieron la medalla blanca al mérito policial la fiscal de Menores, Consuelo Benavente; el teniente fiscal de València, Pedro Poyatos; el general Fernando García-Vaquero, jefe del Estado Mayor del Cuartel General Terrestre de Alta Disponibilidad (Cgtad); el comandante Naval de València, Ignacio José Villarrubia; así como altos funcionarios del Estado; agentes de la Policía Local; la secretaria general de la Universitat de València o la directora del Ivaspe.