Cocaína y otra sustancia no identificada. Eso es lo que, al parecer, había ocultado en una hamburguesa el acusado para drogar y dejar semiinconsciente a su víctima, a quien había contratado como empleada del hogar, para presuntamente abusar sexualmente de ella y realizarle fotografías desnuda, según sostiene el Ministerio Fiscal. El acusado se enfrenta ahora a trece años de cárcel por un delito de abusos sexuales con acceso carnal, en concurso medial con un delito contra la salud pública, y otro de detención ilegal, por unos hechos cometidos en mayo de 2014 en su domicilio de la Pobla de Vallbona.

El procesado negó ayer en el juicio celebrado en la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de València tales acusaciones, tanto haber drogado a la mujer, como haber tenido sexo con ella o haberla fotografiado desnuda aprovechando su estado. No obstante, no supo aclarar los motivos por los que no le abrió la puerta a los agentes de la policía y la Guardia Civil que acudieron esa madrugada a la casa, alertados por la hermana de la agredida cuando ésta envió un mensaje de auxilio a través de una aplicación del móvil. «Había unas rayas de coca en el salón y no quería que la policía entrara», trató de justificarse.

Los hechos se remontan a mayo de 2014 cuando el acusado conoció a su supuesta víctima, hermana de una chica con la que había tenido relaciones esporádicas tras conocerla en un club de alterne de València. Según manifestó el presunto violador en el juicio, la contrató como asistenta para que su madre no la prostituyera. «Solo quería ayudarla», remarcó.

Aunque inicialmente declaró que la noche de autos se encontraba junto a un amigo y que tomaron hamburguesas y se hicieron unas rayas de coca. Posteriormente se contradijo diciendo que su amigo había ido al día siguiente y que la noche en la que se sintió indispuesta la víctima, estaban ellos dos solos. «Cenamos hamburguesas todos los días, eso fue otro día». A la mañana siguiente, viendo que la mujer se seguía encontrando mal la llevó al hospital y la dejó allí.

Los médicos del Hospital Arnau de Vilanova detectaron cocaína en la paciente, quien se percató entonces de que había sido drogada. En su denuncia la mujer recordaba que estaba en la cama y veía a un hombre vestido con una máscara y con incrustaciones de pinchos en el cuello. La víctima no acudió ayer al juicio, lo que podría afectar a la carga probatoria.