La encuesta de Invest Group para Levante-EMV e Información presenta un nuevo paradigma de inquietudes para el final de legislatura, cuando se cuece el puchero de emociones, simpatías y opiniones del que saldrá el próximo resultado electoral. El resumen es que la corrupción preocupa bastante menos que en el pasado y, en cambio, la llegada de inmigrantes y la independencia de Cataluña crecen con fuerza como quebraderos de cabeza para la ciudadanía. Para el sondeo se han realizado 900 entrevistas telefónicas en las tres provincias entre el 21 y el 28 de septiembre. El margen de error es del ± 3,33 %.

Lo que no es sorpresa es que la principal inquietud es el paro. Nada nuevo bajo el sol en la España de las mayores tasas de desempleo de la eurozona solo por detrás de Grecia. Es lo mismo que revela cada entrega del barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Sin embargo, la tendencia es decreciente, en coincidencia con la evolución general de las cifras del paro. Hace dos años, el 81,9 % de los valencianos expresaba que este era su principal dolor de cabeza. En la actualidad, la proporción ha bajado al 76,4 %.

La preocupación por la sanidad, la corrupción y la educación, los otros asuntos estrella en cada barómetro, también retrocede.

Es especialmente significativa la caída de la corrupción. En octubre de 2016 era la segunda preocupación de los valencianos, ya que el 65 % lo manifestaba así. Hoy se sitúa en el 46,2 %, casi veinte puntos menos.

El estallido de operaciones policiales contra la corrupción parece que ha pasado (alguna surge todavía), y el objetivo se ha trasladado a los tribunales y las prisiones. Un dato relevante es que el porcentaje es considerablemente más elevado en Alicante (51 %) que en las otras dos provincias.

El descenso de la educación en la relación de los quebraderos de cabeza (del 57,2 % al 43,3 %) da a entender asimismo que la política educativa desplegada por el Consell, cuestionada en varias resoluciones judiciales, no es tan problemática como los principales grupos de la oposición (PP y Ciudadanos) exponen. Al menos, la mayoría de los encuestados no la considera así.

Si unas preocupaciones bajan, consecuentemente otras suben. La llegada de refugiados e inmigrantes registra el incremento más importante. Hace un año destacaba este hecho el 18,2 % de los encuestados; hoy el porcentaje se eleva hasta el 37,7 %. En el margen de estos doce meses se ha producido la mediática llegada del barco «Aquarius» al puerto de València con más de 600 personas, al tiempo que la política de inmigración se ha convertido en tema clave en Europa y materia llamativa de portadas de prensa.

Está por ver si los datos del sondeo son indicio de que el discurso de la extrema derecha italiana, húngara, francesa o alemana en favor del cierre de fronteras cala también en la sociedad de la C. Valenciana.

El problema catalán es otra preocupación que crece considerablemente. Uno de cada tres valencianos (31,8 %) la cita entre sus principales inquietudes en relación con la Comunitat Valenciana. Hace un año, cuando el referéndum del 1-O estaba en preparación (en ese periodo se realizó el trabajo de campo), la cuestión independentista inquietaba al 19,8 %.

La agenda valenciana avanza

La encuesta permite comprobar asimismo que la estrategia de gota malaya del Consell sobre la agenda valenciana tiene algún fruto. La financiación autonómica y el corredor mediterráneo progresan entre las preocupaciones de los valencianos.

También aparece la igualdad entre sexos entre las primeras quince preocupaciones. El 10,2 % de los entrevistados la señala.

El conflicto lingüístico progresa asimismo en la lista de inquietudes: del puesto decimotercero al noveno y de un índice del 7,9 % al 12,9 %. Puede interpretarse como que los mensajes de PP y Ciudadanos sobre un hipotético adoctrinamiento catalanista en las aulas han tenido cierta recepción en la ciudadanía.

La sequía, por otra parte, disminuye considerablemente en el cuadro de preocupaciones: del séptimo puesto pasa al decimotercero al caer del 15 % al 8,3 %.

Al último puesto de la lista se incorpora un dolor de cabeza de los de la sociedad digital: el desafío de la nueva economía colaborativa, que engloba las nuevas plataformas de transporte de pasajeros (Uber o Cabify) o las de alquiler de alojamientos. En todo caso, solo el 1,3 % declara preocupación por este fenómeno.

Al mismo tiempo, la hostilidad hacia los turistas, epígrafe que sí aparecía en el último barómetro, de hace un año, desaparece del listado actual.