Pedro Sánchez da juego, y su visita de ayer al cap i casal, la primera de un presidente del Gobierno en 9 d´Octubre, marcó la jornada. Y despertó algunos instintos genuinamente valencianos. Como esa tendencia al ruido y la pirotecnia, según se vio en las protestas de los forestales (hasta motosierras encendieron) y policías nacionales que rodeaban el Palau y reclamaban mejoras salariales.

El líder del PSOE también afiló la socarronería indígena. Una de las anécdotas más comentadas fueron los deslices del presidente del Ejecutivo en su uso del valenciano. Sobre todo esa conversión del 9 d´Octubre en el «9 de October», en versión anglosajona. O la referencia al «Parlamento de València». Se le agradeció el esfuerzo. Al fin y al cabo, ningún otro inquilino de la Moncloa se había dignado hasta la fecha.

El famoso Iván redondo acompaña a Sánchez. Aunque no se sabe qué se le transmitió, el Consell en pleno departió unos minutos con el presidente en la antesala del Saló de Corts, poco antes del inicio del acto institucional. No se perdió la visita tampoco Iván Redondo, el famoso y poderoso jefe de gabinete del presidente.

El derby Valencia-Levante se cuela en el Saló de Corts. Otra de las pasiones que se coló en la fiesta institucional fue la futbolera. Mientras la vicepresidenta Oltra, fiel parroquiana de Mestalla, enumeraba los méritos del Valencia CF para acreditar la distinción de la Generalitat por su centenario, la dirigente del PSPV de València, Mercedes Caballero, negaba ostensiblemente al fondo de la sala. Obviamente, era una broma dedicada a la prensa.

El pincho de tortilla de la patronal. Los días de fiesta son una buena excusa para establecer tradiciones. Y Salvador Navarro, presidente de la patronal autonómica, ha fundado una con parte del área económica de la Generalitat. Por cuarto año, se reunió con José Vicente Morata (Cámara), la secretaria autonómica María José Mira, las directoras generales Cristina Moreno y Rocío Briones, y la subsecretaria de Hacienda, Zulima Pérez, a tomar un pincho de tortilla en un bar junto a la Almoina. Básicamente, por hacer tiempo hasta la copa de honor en el Palau de la Generalitat.

Un besamanos ´accidental´ que se ha institucionalizado. Y es que el tradicional ´copetín´ en la plaza Manises se ha convertido en un evento de masas al que es mejor acudir con el estómago lleno. La degustación de paellas y platos típicos apenas duró un suspiro. Además, acceder al palacio gótico por la calle Caballeros es un ejercicio de paciencia. Sobre todo desde que se ha institucionalizado el besamanos. Empezó casi por accidente, al principio de la legislatura. Puig y Oltra esperaban en la puerta y se montó una fila. Hoy ya es tradición ver a los ciudadanos que pasan a fotografiarse. Muchos, eso sí, se quedaron con las ganas de selfie con Pedro Sánchez. Se volvió a Madrid tras la entrega de galardones.

Pedro Sánchez, ´el breve´. Tan fugaz y apresurada fue la visita que el presidente del Gobierno no firmó en el libro de honor del Palau. Otra vez será. Eso sí, la socialista Mercedes Caballero no se quedó sin su retrato con Sánchez. Cuando ya se iba, y mientras los bomberos le reclamaban a gritos, el presidente esperó a la diputada antes de subirse al coche oficial para fotografiarse.

Corbatas corporativas y mucho empresario. Tanto se retrasó el vino de honor que muchos se retiraron tras el acto institucional. Del mundo empresarial se vio, entre otros, a Federico Félix (presidente de la Federación Agroalimentaria); Diego Lorente (AVE), Javier Quiles (Consum), Emili Villaescusa (Confederación de Cooperativas); Miguel Burdeos, de la patronal Quimacova; Jaime Agramunt, de la Federación del Transporte; Diego Romá, de la Federación de Parques Empresariales (Fepeval); Alfredo Quesada, de Pavasal, o Juan Sabater, director regional de El Corte Inglés. La nota simpática la pusieron las corbatas corporativas, como la de Jaime Casas, director territorial de Bankia, o los responsables de Iberdrola en la C. Valenciana, Bonifacio Álvarez y Joaquín Longares.

No faltaron los líderes sindicales Ismael Sáez, de UGT, y Arturo León, de CC OO. Del comercio se vio a Unió Gremial, con Francesc Ferrer al frente. En uno de los corrillos, el líder patronal Salva Navarro bromeaba con que Unió Gremial es la única entidad que le queda por integrar en la nueva CEV. También se vio al decano de los ingenieros industriales, Salvador Puigndengolas, o a Carlos González Triviño, CEO de la empresa Sistemas y Aplicaciones de Gobernanza Industrial.

Rosita Amores, reina de los selfies. A falta de Pedro Sánchez, la mítica vedette valenciana Rosita Amores, acompañada de la cantante de copla Julita Díaz, acaparó la atención de los más asistentes. Cuentan en el Palau que fue el expresidente Lerma quien la invitó en el primer año de esta legislatura y desde entonces no fallan. Muchos de los asistentes, políticos incluidos, aprovecharon para retratarse con ellas. Amores no dudó en espetarle al presidente de las Corts, Enric Morera, que es mucho más guapo al natural.

La galardonada Carmen Alborch se pasó también el copetín fotografiándose con los asistentes. Lució un vestido del japonés Miyake, uno de sus diseñadores fetiche. La ocasión lo merecía. El mundo de la cultura estuvo también representado por el diseñador Francis Montesinos, el presidente de los diseñadores de moda Miquel Suay, el director de cine César Sabater, académicos de la AVL como Artur Ahuir o Àngel Calpe, la empresaria del Olympia, María Ángeles Fayos, o el escritor Ricardo Bellveser. También profesores universitarios como Carlos Flores o Javier de Lucas.

Pleno de À Punt. El presidente del consejo rector de la Corporació, Enrique Soriano y la directora de À Punt, Empar Marco, acudieron al copetín en la Plaza de Manises, si bien la cúpula de la radiotelevisión valenciana y el president Ximo Puig no llegaron a cruzarse. No era momento de insistir en el aumento de la partida presupuestaria de la tele.

El lobby de l´Horta Sud se atrinchera en la plaza Manises. Los representantes socialistas de l'Horta Sud se agruparon nada más llegar al Palau y, después de hacer una larga cola para entrar a la recepción del Consell, se colocaron juntos en un punto para comentar los últimos acontecimientos políticos. De este modo, el alcalde de Aldaia, Guillermo Luján, y la concejala Empar Folgado, conversaron ampliamente con el alcalde de Picanya (y presidente provincial del partido), Josep Almenar, y el diputado provincial Bartolomé Nofuentes. También se les unió el director del centro de estudios Florida, ubicado en Catarroja, y exalcalde de Aldaia, Enric Luján, y la secretaria general provincial del PSPV, Mercedes Caballero. Juntos analizaron la actualidad política y en sus municipios.

El alcalde de Mislata y presidente de la Mancomunitat de l'Horta Sud, Carlos Fernández Bielsa, lució ayer una corbata de terciopelo granate a juego con la decoración que en la jornada festiva se había colocado en el Palau de la Generalitat. El mandatario socialista fue elogiado por haber elegido esa prenda, que también llevó horas antes en el pleno extraordinario de su municipio en el que se entregaron los galardones del 9 d'Octubre.

Botellón en el patio gótico. La lluvia que amenazaba toda la mañana respetó hasta el final la recepción. De hecho, cuando empezó a caer cerca de las tres de la tarde, dio una excusa al presidente Puig para retirarse. Y es que el jefe del Consell tenía que recoger la maleta y partir hacia Bruselas. La lluvia hizo que muchos ciudadanos se cobijaran en el interior del Palau. Los escalones medievales, llenas de vasos, parecían el día después de un botellón.