El de ayer fue un 9 d'Octubre marcado por la presencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pero también por las ausencias de quienes durante años fueron los reyes absolutos del Palau de la Generalitat. Eduardo Zaplana y Francisco Camps, los exmandatarios populares que más poder atesoraron en los años de vinos y rosas del PP, dejaron su silla vacía.

El primero, por motivos obvios, ya que se encuentra en prisión tras ser detenido el pasado 24 de mayo dentro de la Operación Erial que investiga presuntos delitos relacionados con el blanqueo de capitales y que presuntamente fueron gestados cuando Zaplana era inquilino de la Generalitat. Tras años en los que no era bienvenido en el Palau por su malas relaciones con Francisco Camps, Zaplana se había convertido ya en un habitual del 9 d'Octubre.

Retomó su agenda de exmandatario sin complejos con Alberto Fabra y el de ayer fue el primero de la era del Botànic que faltó a la cita. Tampoco se acercó a la Plaza de Manises, el expresidente Camps, en el ojo del huracán por las investigaciones en torno a la Fórmula 1 y por la decisión de la Audiencia Nacional de reabrir la causa de Gürtel sobre financiación irregular del PP. Completó la terna de expresidentes del PP ausentes, José Luis Olivas, procesado por la Audiencia Nacional por su gestión en Bancaja. Así las cosas, los únicos expresidentes que asistieron al acto institucional fueron el socialista Joan Lerma y el popular Alberto Fabra.

Sánchez llegó con el tiempo justo de asistir a los discursos y no se quedó a la recepción posterior ni atendió a los medios de comunicación. En el Palau se le vio cordial con Puig y algo confidente con la vicepresidenta Mónica Oltra.