El Comité de las Regiones es una de esas instituciones europeas que podrían definirse como gallegas. Depende de quien las valore, sube o baja. Sus dictámenes no son vinculantes para la Comisión Europea, pero sus trabajos ayudan a crear las corrientes de opinión que se acaban imponiendo en el enrevesado universo de Bruselas. Eso que se dice que Alemania suele hacer tan bien para acabar marcando sus tesis en las directivas europeas.

En el Comité de las Regiones intervino ayer de nuevo el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, en calidad de máximo representante de la delegación española. Lo hizo en dos ocasiones para hablar sobre inmigración y corredores.

Sobre la mesa estaba un dictamen de la comisaria socialista Boudineau sobre la estrategia Connecting Europe, esa que dio tanto que hablar hace unos meses porque no daba prioridad a las conexiones con el cantábrico y con Lisboa del corredor mediterráneo. Puig agradeció que el informe de la política francesa haya acogido las enmiendas valencianas en favor de los citados ramales. Estos, dijo, «conectan nodos logísticos de primer nivel», en referencia a Zaragoza, con el puerto más importante en tráfico de contenedores (València).

Es «un pequeño paso adelante», comentó Puig después. Es quizá un avance más en esa estrategia de gota malaya del Consell sobre la agenda valenciana de la que el president habla a menudo. Se verá en unas semanas si es suficiente, porque la Eurocámara ha de votar en un mes aproximadamente sobre el citado plan de corredores. En ella y en la Comisión Europea está la capacidad de decisión, no en el Comité de las Regiones, que es un órgano consultivo, «aunque con más fuerza cada vez», subrayó.

El debate dejó claro que los valencianos no son los únicos damnificados de la redacción inicial de este proyecto. Algunos políticos en Francia también consideran un «escándalo» el olvido de sus regiones del oeste, las de la Bretaña, y su conexión con los puertos del norte de España, en especial tras el «brexit». Claro que Boudineau replicó que la razón estaba más en el propio centralismo de Francia.

Cumbre sobre la inmigración

Por otra parte, Puig calificó de «insoportable» la muerte de 10.000 personas desde 2016 en el Mediterráneo y recordó la acogida del Aquarius el pasado verano en València y la «excepcional respuesta de los ciudadanos». «Las regiones queremos contribuir a una nueva política», dijo, con el objetivo de una migración ordenada y segura, en dos vertientes: facilitar la integración de los nuevos habitantes y el desarrollo de los países de origen.

«No se puede continuar sin hacer nada», concluyó el jefe del Consell, que anunció la cumbre, sin fecha definida aún (diciembre, posiblemente), de regiones de Europa y del norte de África. Puig intentó situar a la C. Valenciana en «la vanguardia de la solidaridad», frente a las pretensiones de una «Europa fortaleza» que ganan peso cada vez más con el auge de la extrema derecha.