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De los círculos a las trincheras

La renuncia de Estañ a ser el candidato desata una guerra interna en Podemos por el control de la lista autonómica para 2019

El anuncio esta semana del abandono de la política cuando acabe la legislatura en mayo de 2019 de una de las diputadas más solventes de Podemos, la portavoz adjunta en las Corts Valencianes, Fabiola Meco, no es un episodio menor. Explica mucho del funcionamiento de la formación morada e ilustra la crudeza con la que se libra la guerra interna en una formación que nació hace menos de un lustro para cambiar la forma de hacer política pero cuya complicada vida interna (algunos hablan directamente de cainismo) acaba por expulsar a quienes más tienen que aportar.

Abierto el calendario de primarias, lo que se ha desatado es la batalla por ocupar espacios en la candidatura autonómica, un pulso que rememora al de las primarias de mayo de 2017, cuando la mayoría agrupada en torno al actual líder, Antonio Estañ, apartó a su antecesor, Antonio Montiel, a quien consideraban demasiado blando con las políticas del Consell de Ximo Puig y Mónica Oltra, una ofensiva que fue más un ajuste de cuentas interno que una confrontación de ideas.

Pero lo llamativo del conflicto actual es que las hostilidades las ha desatado la renuncia del propio líder y portavoz en las Corts a asumir el primer puesto de la candidatura cuando era el único legitimado para pedir unidad en torno a su figura. La explicación a su «espantada» difiere según a quien se le pregunte. El propio Estañ apunta que prefiere que el candidato sea alguien con un perfil capaz de ampliar el espectro del votante natural de Podemos. Alguien mejor que él, asume con aire de modestia. Pero también hay quien cree que esa modestia que proyecta Estañ es falsa y esconde una estrategia calculada para asumir nuevos horizontes políticos, como la candidatura por Alicante en unas hipotéticas generales, lo que le permitiría dar el salto a Madrid y al Congreso.

Ese salto le evitaría tener que gestionar la catástrofe que auguran las encuestas, la última la publicada esta semana por Levante-EMV que apenas otorga a Podemos siete diputados de los 13 que logró en 2015 pese a que ahora acudirá en confluencia con Esquerra Unida. Un escenario terrible para Podemos y para quien sea su cartel a presidente de la Generalitat.

Podemos dejaría de ser clave para un futuro gobierno de izquierdas y su determinación de entrar, esta vez sí, en el Consell con carteras de gobierno quedaría invalidada. Un escenario que dejaría al próximo líder del grupo parlamentario en tierra de nadie y que cortaría la carrera política de Estañ, que estos días ha cumplido 31 años.

La renuncia de Estañ ha dejado aún más en la incertidumbre el cartel electoral de Podemos. El candidato de Estañ, el exdiputado y profesor de Derecho Constitucional en la Universitat de València Rubén Martínez Dalmau, alicantino como Estañ, no tiene el consenso de todas las familias y la salida de Fabiola Meco ha puesto sobre la mesa otros dos nombres, los de las diputadas en el Congreso Rosana Pastor y Àngela Ballester, aunque esta última niega que tenga la decisión tomada y que la haya comunicado al partido, pero tampoco descarta ningún escenario.

Paralelamente, un manifiesto, que ya tiene 400 firmas, para que no se cocine una lista en los despachos y se dé voz a las bases evidencia el malestar del sector más activo de la tropa morada. Aunque desde el grupo de Estañ vinculan esta iniciativa con Montiel, el manifiesto es otra evidencia de lo revueltas que bajan las aguas podemitas.

Y aún falta por mover ficha en el sector más afín al secretario general, Pablo Iglesias. Su candidata natural, la senadora Pilar Lima, no se ha postulado, pero el pablismo tiene cartas para jugar la partida. Si apoya al candidato de Estañ, será el ganador, per si no lo hacen habrá partido. En medio está la opinión que sobre el conflicto tiene el líder máximo, Pablo Iglesias, a quien ya se le atribuye presión a través de los suyos en la Comunitat Valenciana para que Estañ encabece la candidatura por la responsabilidad que tiene como líder autonómico, aunque Estañ no sea de la cuerda de Iglesias.

«Limpiar las listas»

Si no es Lima la candidata, el pablismo no tiene un referente claro, aunque Iglesias sí quiere aprovechar la confección de la lista para meter en las Corts a cuantos más afines mejor y «limpiar» el grupo parlamentario la próxima legislatura ya que en la que está a punto de acabar solo uno de los 12 diputados (tuvieron una tránsfuga) encajaría con el perfil pablista.

También tiene cierta fuerza para decidir candidatos el sector anticapilatista, Marea en el argot interno, aunque el grupo está muy atomizado y no tiene un referente claro. Pero quieren una mujer y no les disgusta el nombre de Rosana Pastor. En ese clima de tensión, Podemos decidirá el 27 de noviembre quienes serán sus candidatos. Todos los escenarios están abiertos.

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