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Vivienda

Casi 125 euros menos de hipoteca

Los valencianos realizan un esfuerzo menor que la media nacional para pagar la casa, a la que destinan el 14,2 % de sus ingresos

Aunque no es la provincia más barata del país, lo cierto es que las familias valencianas lo tienen relativamente más fácil que la media a la hora de acceder a una vivienda en propiedad. Al menos sobre el papel.

De acuerdo con el último estudio sobre mercados locales de la tasadora Tinsa, la cuota media que pagan quienes se hipotecan en València para comprar una casa se sitúa en estos momentos en 436 euros mensuales, una cifra sin duda significativa pero que supone 123 euros menos que la media nacional.

De esta forma, el desembolso que realizan los valencianos se encuentra bastante más cercano al que pagan los pacenses -los que disfrutan de la letra más barata, con 340 euros mensuales-, que de lo que abonan madrileños (717 euros), barceloneses (730) o baleares, donde la hipoteca media alcanza los 824 euros, según el estudio.

Unas cifras, claro está, que también tienen mucho que ver con las cantidades que unos y otros solicitan de su banco para financiar la compra de su casa.

En València, el importe medio se sitúa en 88.470 euros, en Castelló se sitúa en 76.009 euros y Alicante tiene el importe más alto de la Comunitat Valenciana con 89.298 euros. Mientras en Mallorca son 167.277 y en Madrid se superan los 168.000. Unas diferencias que se corresponden con el distinto precio de las casas en cada zona.

Sin embargo, a la hora de saber el esfuerzo que realmente realizan las familias para comprar una casa también es importante tener en cuenta su nivel adquisitivo. Por eso, la tasadora ha cruzado los datos de la letra media que se paga en cada provincia con los ingresos por hogar en cada zona.

Y, nuevamente, las tres provincias valencianas vuelven a quedar por debajo de la media, ya que las familias de València deben destinar un 14,2 % de sus ingresos totales para pagar la hipoteca durante su primer año de vigencia, los castellonenses un 13,1 % y los alicantinos un 15,6 % frente al 17,2 % del conjunto del país.

¿Condiciones óptimas?

Como señala la portavoz de Tinsa, Susana de la Riva, estos porcentajes se encuentran aún muy alejados del 25 % que los expertos señalan como el umbral máximo que un hogar debería destinar a financiar su vivienda.

Una cifra que solo se supera en Madrid y Barcelona, donde hay barrios en los que sus residentes destinan más de un 40 % de sus ingresos a pagar la hipoteca.

«Las condiciones para que las familias accedan a la vivienda son muy favorables porque los precios siguen siendo asequibles y, además, los tipos siguen baratos», señala la portavoz de la tasadora, que recuerda que en los años de la burbuja la tasa de esfuerzo a nivel nacional llegó a escalar al 33 %, cuando el metro cuadrado alcanzó su máximo y el euribor se encontraba en el 5,3 %. «Ahora el problema es otro y tiene más que ver con las condiciones del mercado laboral y la falta de estabilidad en el empleo», señala De la Riva.

Unas afirmaciones en las que coincide plenamente la catedrática de Análisis Económico Aplicado de la Universidad de Alicante, Paloma Taltavull, quien lleva tiempo denunciando que en estos momentos «lo complicado no es pagar la hipoteca, sino conseguirla».

Primero, porque los bancos ya no están dispuestos a prestar el 100 % del valor de la casa, como ocurría antes del estallido de la burbuja inmobiliaria, ahora se limitan al máximo del 80 % que aconsejan los reguladores aunque, con frecuencia, ese porcentaje se reduce aún más, incluso hasta el 50 %.

En conclusión, «hay que tener mucho ahorro para acceder a una casa, lo que deja fuera a los compradores naturales de vivienda, los jóvenes, que es imposible que puedan reunir este dinero con las condiciones laborales actuales», señala la experta universitaria.

Además, esa misma precariedad -el hecho de no tener un empleo fijo- también imposibilita obtener el préstamo aunque se dispongan de ahorros previos o de la ayuda de algún familiar. «Eso es lo que está llevando a un aumento de la demanda del alquiler y a que los precios de los alquileres suban», recalca Taltavull.

Por todo ello, «buena parte de la demanda que ha habido hasta ahora, desde que empezó la recuperación, ha sido demanda de reposición», explica Susana de la Riva, es decir, personas que ya tenían una casa y lo que han hecho es venderla para comprar otra vivienda mejor.

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