Tiene solo un nombre pero multitud de caras. Hablar de cáncer de mama, realmente, no es hablar de una enfermedad sino al menos de cuatro diferentes, un horizonte que además se amplía conforme avanza la investigación oncológica.

La heterogeneidad del tumor es algo que, sin embargo, solo se conoce cuando llega un diagnóstico y las pacientes (3.344 nuevos casos se detectaron en 2015) deben enfrentarse a la realidad de que aquel tumor que habían considerado como único y con unas tasas de supervivencia que van en aumento año tras año (desde 2000 la mortalidad por cáncer de mama ha bajado un 18 % en la C. Valenciana) no es tal.

Porque detrás de los grandes avances en curación del tumor -la tasa de supervivencia global es de un 85 % a los cinco años- quedan ciertos subtipos del cáncer que son todavía grandes desconocidos para los expertos, al menos, en lo que respecta a la «llave» que ha de desactivar su crecimiento, la diana terapéutica que ayude, más directamente a cronificarlos y a que esa tasa de supervivencia siga aumentando.

«Las pacientes realmente no saben de estas grandes diferencias entre los cuatro tipos de cáncer de mama que actualmente diferenciamos», asegura Begoña Bermejo, oncóloga del Hospital Clínico de València y vocal del Grupo Geicam de Investigación en Cáncer de Mama.

«Siempre hemos hablado de cuatro subtipos de tumor», explica Bermejo, que además hoy por hoy tienen un abordaje terapéutico y unos niveles de agresividad totalmente diferentes. «Tenemos los luminales u hormonosensibles, entre los que está el que menor riesgo de todos los tumores de mama tiene», explica la oncóloga. Después está el conocido como HER2 positivo por la sobreexpresión del receptor de crecimiento epidérmico tipo 2, la «bestia negra» de los cánceres de mama hasta que hace 15 años y gracias a la investigación se dio con su talón de Aquiles. «Ahora es uno de los que mejor responden al tratamiento», añade la oncóloga.

En último lugar están los tumores denominados «triple negativo» porque se definen, precisamente, por lo que no tienen. Es en este tipo de tumor donde ahora está el reto para los investigadores. «Ahora es un cajón desastre en el que encontramos hasta seis subtipos diferentes de tumor».

El objetivo es seguir investigando para dar con la diana terapéutica que consiga, igual que se logró hace unos años con el HER2 positivo, «darle la vuelta» a las estadísticas a partir de encontrar la forma de evitar su crecimiento. «Siguen siendo los más complicados pero es donde menos armas tenemos», razona Bermejo.

Ahí radica, precisamente, la importancia de los ensayos clínicos. Según el Ministerio de Sanidad, actualmente hay en marcha en España más de medio centenar de estudios clínicos sobre este tipo de tumor porque, pese a las altas tasas de supervivencia, el cáncer de mama se lleva anualmente a cerca de 6.000 mujeres en España, 700 en la C. Valenciana, demasiadas todavía.