La vida no siempre es el regalo que ensalzan los optimistas y las frases motivadoras. En ocasiones, tampoco tiene el final feliz de los cuentos infantiles. El mundo terrenal lleva consigo dolor, angustia y obstáculos atroces que limitan las oportunidades y se imponen a cualquier lección de vida. Alrededor de 900 personas en la Comunitat Valenciana solicitan al año acabar con su vida al sufrir una enfermedad grave y tener un pronóstico irreversible de muerte que conlleva sufrimiento.

Aunque es imposible conocer a ciencia cierta cuántas personas solicitarían la eutanasia en caso de ser legalizada, según los cálculos aproximados de la asociación Derecho a Morir Dignamente, el dato se aproxima al 2 % de los fallecimientos.

Si se tiene en cuenta que en 2017 se registraron 44.800 defunciones en la Comunitat Valenciana, cerca de un millar de valencianos murieron pensando que les habría gustado que alguien aliviara su dolor drásticamente.El debate sobre la eutanasia se reactivó la semana pasada

. Mientras el PP presentó una enmienda a la totalidad al proyecto de ley del PSOE, Ciudadanos dará su respaldo a cambio de que antes se apruebe su ley de muerte digna, que ya está en un trámite parlamentario avanzado.

La denominada proposición de ley de derechos y garantías de la dignidad de la persona ante el proceso final de su vida, más conocida como ley de muerte digna, defiende que existen situaciones que afectan a personas que, sin encontrarse al final de sus días, padecen enfermedades o discapacidades graves irreversibles, progresivas en muchos casos, que producen tal nivel de sufrimiento físico o psíquico que se considera incompatible con su dignidad.

Regulando la eutanasia, esos enfermos no tendrían que padecer el progresivo deterioro de sus condiciones vitales hasta límites incompatibles con su integridad física y moral. Se trataría, pues, de una opción individual, que la persona podría ejercer o no de acuerdo a sus propios valores morales.

El presidente de la asociación Derecho a Morir Dignamente en la Comunitat Valenciana y presidente federal, Javier Velasco, recibe a menudo peticiones de ayuda para evitar sufrimiento y de personas que no desean llegar a límites de dependencia: «Pese a que entendemos lo que nos piden, no les podemos ayudar porque solo está permitido ofrecer cuidados paliativos».

Pese a que la propuesta que está sobre la mesa contempla la regulación de la eutanasia en casos de enfermedades terminales que no responden al tratamiento o en personas con discapacidades graves, la asociación llega mucho más lejos y defiende este derecho en cualquier situación que genere sufrimiento «porque creemos que el ser humano es libre en todas las circunstancias».