Una fuerte tromba de agua caída a primera hora de la mañana, desde las ocho hasta las 10.30, colapsó la antigua carretera de Barcelona y anegó calles y caminos de Meliana, Foios, Albalat dels Sorells y Massamagrell. La situación se vio agravada por el desbordamiento de la Real Acequia de Moncada, que llegaba cargada de la parta alta de Godella y Rocafort. Los conductores se las vieron y desearon para circular por el vial, convertido en un río, y no quedarse atrapados entre las aguas.

El Consorcio de Bomberos tuvo que trabajar de lo lindo por inundaciones en garajes y viviendas, además de en el rescate dos personas mayores que viven solas en Vinalesa y Albalat, al entrar agua en sus casas.

Massamagrell y Albalat fueron los más afectados. Calles, comercios, zonas industriales y pasos inferiores sufrieron las consecuencias de la gota fría, con 114 litros en dos horas y media en Massamagrell, y sesenta en solo 30 minutos en Albalat. El partido judicial de Massamagrell suspendió todas las actuaciones judiciales salvo las urgentes por las dificultades para acceder al edificio.

La Pobla de Farnals también sufrió la virulencia de la tromba de agua, afectando a medio pueblo. En el Moratall y La Cruz las acequias han alzado todas las trampillas, ya que la acequia de Moncada «no puede tragar más agua de las tierras altas y de las ramblas que desembocan en ella hasta el punto de inundar los campos», apuntaba el alcalde del municipio Enric Palanca.

En Burjassot, las precipitaciones volvieron a sacudir el barrio de Lauri cuando apenas se cumple un mes y un día de la última inundación. Al igual que entonces -el pasado 18 de septiembre- y en anteriores ocasiones, el temporal causó el afloramiento de aguas residuales de los sumideros y el anegamiento de bajos, además de llenar de tarquín y basura la calle. Y otra vez, «debido a las deficiencias del sistema de alcantarillado», como reiteradamente ha denunciado la Asociación de Vecinos Lauri Volpi, se inundó el túnel de la calle Camp del Cigronet y el paso peatonal subterráneo de la calle Nàquera, afectando en gran medida a la normal circulación tanto de personas como de vehículos en la zona hasta que concluyó el vaciado, limpieza y reapertura de ambos pasajes habitualmente tan transitados.

Desde la asociación vecinal vienen reclamando con insistencia la construcción de un nuevo colector de aguas pluviales para la barrida, proyecto que lleva aprobado por la Conselleria de Infraestructuras desde 2007. Han transcurrido 11 años. A pesar de la aprobación del proyecto, de la buena voluntad de las distintas administraciones autonómicas y de años de reivindicación, los vecinos de la barriada continúan viviendo «una pesadilla cada vez que diluvia».