Las universidades valencianas se convirtieron ayer en todo un hervidero de nervios. Decenas de miles de aspirantes a enfermeros ponían toda su energía y esfuerzos en deshacerse de la temporalidad e inestabilidad laboral que algunos llevan viviendo durante 30 años.

Más de 25.000 personas rellenaban ayer lo que algunos calificaron como «la quiniela», a la espera de que sus respuestas fueran certeras y les dieran la posibilidad de aspirar a una de las 897 plazas fijas que convoca la Conselleria de Sanidad.

Pese a que la de ayer fue la convocatoria con más aspirantes de los últimos años, los opositores reconocían que, por fortuna, las extremas situaciones de hacinamiento y masificación que se dieron apenas un mes atrás en la oposición a auxiliar de enfermería, no se volvieron a repetir.

A las puertas de la facultad de Tarongers, Débora Giner, una de las aspirantes, aseguró que todo fue «bien». «Nos distribuyeron entre la Universitat de València y la Politècnica, así que no ha habido problemas de masificación y el examen discurrió con normalidad», indicó.

De hecho, debido al gran número de participantes, la prueba se llevó a cabo en las tres provincias de la C. Valenciana en distintos edificios y facultades de diferentes universidades.

En cuanto a València, 14.785 personas abarrotaban ayer las aulas de la facultad de Derecho de la Universitat de València; y las escuelas técnicas superiores de Arquitectura, Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, Ingenieros Industriales, Ingeniería Agronómica y del Medio Natural, Ingeniería Informática, Escuela Técnica Superior de Edificación, y Facultad de Administración y Dirección de Empresas de la Universidad Politècnica.

En Alicante, 8.380 personas se dividían entre la facultad de Educación, la Escuela Politécnica Superior y la Facultad de Derecho (todas de la Universidad de Alicante). Y en Castelló 2.405 aspirantes probaban suerte en las facultades de Tecnología y Ciencias Experimentales y en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Económicas, de la Universitat Jaume I.

A pesar de que muchos consideraron que el examen era bastante «asequible», algunos criticaron que la prueba «tenía más preguntas eliminatorias» de las que les gustaría, pero otros justificaron que había «tantos aspirantes que, al final, tienen que poner los exámenes un poco enrevesados para quedarse con unos pocos». «El sistema de oposiciones es complicado, pero no veo otra forma mejor para dar trabajo a tantas personas», explicó Emilio Ahuir a la salida del examen.

Un sistema que a muchos les hace sentir «como si nos estuvieran pasando por un colador». «Es tanta la presión», indicó Ana Gómez, que «a algunos acudimos al examen desanimados incluso antes de haberlo terminado». Esta, de hecho, era la tercera vez que Beatriz Cardó se presentaba a una oposición. «Llevo quince años trabajando como interina y aún no he conseguido una plaza fija, pese a tantos años de experiencia». Amparo, sin embargo, creía batir el récord en las convocatorias presentadas. Con 60 años, era la cuarta vez que se presentaba después de 30 años trabajando como interina en el Hospital Doctor Peset de València.

«Acabar con la temporalidad»

Con esta convocatoria, explicó la consellera de Sanidad, Ana Barceló, se pretende, por tanto, «dar un gran paso en la lucha contra la precariedad y la temporalidad» que afecta a tanta gente como Beatriz o Amparo. Con ello, según explicó, se prevé reducir la tasa de temporalidad en 2019 en más de 27 puntos porcentuales, al pasar del 37,5 % que había en junio de 2015 al 10% una vez se ejecuten las ofertas de empleo público programadas.

Sonia Barba incluso se apuntó a una academia privada para intentar obtener una cierta ventaja con respecto a los otros 25.000 aspirantes. No obstante, asegura que no ha podido dedicarle mucho tiempo. «Los hijos, la casa y el trabajo no dejan mucho margen para prepararte una oposición, así que tienes que elegir, entre obtener puntos por tiempo trabajado o por el resultado del examen teórico, a todo no da tiempo», explica.

Josep Alemany, otro de los aspirantes, era ayer la otra cara de la moneda de Sonia: «Lo cierto es que esta convocatoria no he venido muy preparado, pero en la anterior pasé todo un año estudiando en una academia privada». En total, llegó a gastarse unos 1.200 euros. La misma cantidad que llegó a pagar Ana Gómez para la oposición de ayer.