Roger Monfort, Alberto Coronado, Adrián Requena, Carolina Ropero, Carlos Andreu, Tzvetelina Ilieva Anguelova, Marc Martínez, Héctor Izquierdo, Blanca Madorrán y Joan Casado. Apunte estos nombres, porque estos 7 chicos y 3 chicas, todos ellos estudiantes de Biotecnología, Ingeniería Biomédica, Ingeniería Informática, Ingeniería en Tecnologías Industriales, Ingeniería Eléctrica y Bellas Artes en la Universitat Politècnica de València (UPV), van para genios.

Este fin de semana han dado la campanada en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) de Boston con la «impresora» de bacterias que han diseñado. En el mismo olimpo de la Ciencia se han proclamado ganadores absolutos del concurso iGEM 2018, el certamen estudiantil de biología sintética más importante del mundo.

El equipo de la Politècnica ha deslumbrado entre las 343 universidades de todo el mundo, una tercera parte de ellas chinas, que han competido en este iGEM 2018.

Con su pequeña fábrica de bacterias modificadas genéticamente han pasado por delante de la élite de las universidades (Harvard, Yale, Oxford, MIT, Cambridge, Imperial College de Londres, Politécnico de Zúrich, Stanford, UCLA, Sorbona, Aalto...), pues además del primer premio, han cosechado cinco galardones especiales; Mejor Proyecto con Nueva Aplicación; Mejor Software; Mejor Hardware; Mejor Wiki y Mejor Modelado. Nunca antes ningún equipo español había conseguido un resultado como este. Hasta el momento, la mejor marca de una universidad española era la de la UPV de 2016, cuando obtuvo una medalla de oro y dos premios especiales.

Printeria, la máquina diseñada por los alumnos de la UPV, tiene el tamaño de una caja de zapatos y es capaz de crear bacterias modificadas genéticamente de una forma rápida, barata y sencilla. La creación se los estudiantes ha superado una rigurosa evaluación del Comité de Bioética de la UPV, de forma que la tecnología desarrollada solo permite trabajar con organismo de riesgo 1, de tal forma que cuando salen de la máquina estas bacterias de diseño no se pueden reproducir y mueren.

El objetivo del equipo de la UPV es «democratizar la biología sintética, con el fin de crear bacterias modificadas genéticamente de una forma segura y accesible a todo el mundo», explica Roger Montfort, estudiante de Ingenería Biomédica y líder del iGEM UPV.

La propuesta que han lanzado en Boston de este sistema de automatización de procesos de laboratorio es una apuesta por el bioarte, creando bacterias de diferentes colores y con las que se puede pintar. Pero, a medio plazo, Printeria podría servir incluso para imprimir insulina en casa.

Los 10 jóvenes han viajado hasta Boston acompañados por dos de los instructores del proyecto: la ecuatoriana Yadira Boada y el argentino Alejandro Vignoni, ambos doctores en ingeniería electrónica y de control por la UPV.