Las enfermedades neurodegenerativas y, en concreto el alzhéimer, son una de las grandes epidemias entre las personas mayores. Se estima que en la Comunitat Valenciana puede haber unos 80.000 afectados y un alto índice de personas sin diagnosticar.

Las investigaciones para encontrar tanto la causa principal de la enfermedad como la forma de prevenirla o de, al menos, ralentizar su avance, se han multiplicado en los últimos años aunque, según los expertos, hace más de 15 años que no se comercializa ningún medicamento efectivo contra este tipo de demencia.

La multinacional de hemoderivados Grifols puede que haya abierto la puerta a una vía de tratamiento. El pasado sábado presentaban los resultados de un ensayo clínico que demostraba una ralentización del 61 % en la progresión del alzhéimer en pacientes de estadio moderado.

El estudio, en el que participaron 496 pacientes, se centró en combinar la extracción periódica de plasma con su sustitución por una solución de albúmina, una proteína plasmática.

De esta forma, Ambar (Alzheimer Management By Albumin Replacement), quería demostrar la hipótesis de que la mayoría de la beta-amiloide, una de las proteínas que se acumula en el cerebro de las personas con alzhéimer, circula en el plasma ligado a la albúmina.

La extracción de este plasma podría desplazar la beta-amiloide del cerebro hacia el plasma, limitando el impacto de esta enfermedad en las funciones cognitivas del paciente. Según Grifols, en la población de pacientes con alzhéimer en estadio moderado los resultados han demostrado, con significación estadística, una ralentización del 61 % en la progresión de la enfermedad, mejorando tanto la capacidad cognitiva como de desarrollo de actividades cotidianas.

El presidente de Grifols, Víctor Grifols, ha sostenido que estos resultados «abren una nueva vía en el tratamiento de la enfermedad de alzhéimer» y ha remarcado que su compañía «seguirá explorando el potencial de las proteínas plasmáticas y del recambio plasmático en estudios posteriores».

Por otra parte, Araclon Biotech, compañía zaragozana participada mayoritariamente por Grifols, recibió en junio de 2017 autorización de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) para iniciar la fase II del ensayo clínico de su vacuna contra el Alzheimer (ABvac40).

La compañía dijo entonces que preveía que esa fase II se desarrollara durante los dos próximos años, de forma que probaría la vacuna en 120 personas con un perfil de enfermedad muy incipiente que todavía no han desarrollado síntomas de demencia.

Nuevas vías

En el diseño y desarrollo de este ensayo han participado la Fundación ACE Barcelona Alzheimer Treatment & Research Center y el Azheimer Disease Research Center de la Universidad de Pittsburgh, en Estados Unidos. Investigadores de ambas instituciones han destacado que los resultados del estudio permiten abrir una nueva vía en la lucha contra el alzhéimer.

"El efecto del tratamiento sobre el grupo de pacientes en estadio moderado es muy destacable. Estos hallazgos abren nuevas vías para la investigación de los trastornos neurodegenerativos en adultos y pueden ofrecer a los pacientes con alzhéimer una nueva modalidad de tratamiento", afirma Óscar López, director del Azheimer Disease Research Center.

Por su parte, la directora de la Fundación ACE, Mercè Boada, asegura que este es "uno de los avances más significativos" en pacientes de estadio moderado que ha visto en los últimos quince años: "Lo celebramos como una bocanada de aire fresco que brinda esperanza a los pacientes con alzhéimer y sus familias".

Boada resalta que el procedimiento diseñado por Grifols es "seguro y factible" y señala que su centro ha realizado más de 1.000 recambios plasmáticos de los cerca de 5.000 que se han llevado a cabo durante los catorce meses de tratamiento que ha durado el estudio.

Ambar es un ensayo clínico internacional, multicéntrico y doble ciego -los pacientes no saben si han recibido tratamiento o placebo- en el que han participado cerca de medio millar de enfermos de alzheimer en estado leve y moderado de entre 55 y 85 años de 41 hospitales europeos y estadounidenses.El estudio fue diseñado para evaluar la eficacia y la seguridad del recambio plasmático, un procedimiento que combina la extracción periódica de plasma, mediante la técnica de la plasmaféresis, con la infusión de albúmina.