El arzobispo de València, el cardenal Antonio Cañizares, justificó el manifiesto «Por una educación en libertad» que se presentó en la mañana de ayer ante la situación de «emergencia educativa que se está viviendo en todos los países, no solo en el nuestro».

El texto, que suscriben patronales religiosas y no religiosas agrupadas por iniciativa del purpurado en la Junta por la Libertad Educativa, es un alegato en defensa de la enseñanza concertada como garantía de que los padres puedan elegir el tipo de educación que quieren para sus hijos.

Además, reivindica que se garantice que la enseñanza de la Religión sea de «oferta obligatoria para los centros y de elección voluntaria para los alumnos». La plataforma impulsada por el Arzobispado aglutina a patronales que representan a 579 centros educativos de la Comunitat Valenciana y Ampas católicas que suman a más de 100.000 familias.

El cardenal, que contestó en rueda de prensa a todas las preguntas que se le plantearon sobre Educación, interpelado sobre cómo define la situación de «emergencia educativa» de la que alerta, explicó que «basta con asomarse a la calle y ver lo que está sucediendo».

«Toda la sociedad debe educar de verdad, no solo en España sino en el resto de países, pues no es una cuestión de si los alumnos saben más o menos datos de lo que sea, sino que realmente sean capaces de comportarse como personas humanas libres, conscientes y creadoras», remarcó.

Cañizares abogó por una educación que alumbre una «nueva sociedad» hecha de «personas al servicio del bien común». No obstante, lamentó que la «emergencia educativa» a la que aludió no esté en la agenda de los partidos: «no sé si eso está en las preocupaciones de todas las fuerzas políticas en estos momentos».

Preguntado qué quieren reclamar a la Generalitat con este manifiesto, el purpurado respondió que «la Conselleria de Educación y el gobierno regional son muy inteligentes y sabrán leer lo que decimos aquí».

No obstante, subrayó que las reivindicaciones de la Junta por la Libertad Educativa «no son solo para la Comunitat Valenciana, sino para todas las regiones». «Es grave lo que está sucediendo en el problema de la educación -recalcó-, es un tema que atañe a todos y entre todos hemos de llevar a cabo una auténtica educación en estos momentos».

El prelado recordó las palabras del cuatro veces ministro, exvicepresidente del Gobierno y exsecretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, con quien mantuvo un debate la pasada semana. «Como decía Rubalcaba, el artículo 27 de la Constitución Española es el auténtico pacto educativo al que hay que volver», aseveró Cañizares en relación al punto primero de este título que consagra la libertad de enseñanza en España.

En opinión del cardenal, la Constitución «no es simplemente un cúmulo de datos políticos, sino de un tipo de sociedad. Los españoles quisimos en el año 1978 que fuese un tipo de sociedad y es la que debemos defender». «¿Se está defendiendo la Constitución?, no tanto», agregó aunque es consciente de que «algunos dirán que estoy exagerando, pero yo no lo creo así».

Para Cañizares, el manifiesto «Por una educación en libertad» atañe tanto a la enseñanza concertada y a la totalmente privada como a la pública. «Una escuela pública que no ayuda a los alumnos a ser libres desde la verdad y desde una cooperación al bien común no es una escuela que merezca llevar el nombre de escuela», reflexionó el cardenal.

El manifiesto, leído por Vicenta Rodríguez, secretaria autonómica de Escuelas Católicas de la Comunitat Valenciana (EscaCV), reclama que se garantice el derecho de los padres de educar a sus hijos conforme a sus convicciones religiosas y morales, así como la existencia de una oferta educativa plural.

Respecto a la noticia publicada por Levante-EMV, de que dos meses después del inicio del curso el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de la Comunitat ha requerido a la Conselleria de Educación a cumplir con la medida cautelar dictada por este tribunal en junio pasado de que la optativa de Religión debe ser de oferta obligatoria en 2.º de Bachillerato, Cañizares entiende que «es un bochorno