Las diligencias entregadas por la Guardia Civil de La Vila Joiosa en el juzgado de Benidorm que investiga la muerte a tiros de María Blázquez, de 33 años, el pasado 23 de octubre en Finestrat, concluyen que la principal hipótesis del crimen es que la víctima pudo ser asesinada durante una discusión con Pere Llinares, de 40 años, a causa de la negativa de ella a mantener una relación sentimental con él. En otras palabras, que el crimen esconde un móvil machista.

Una vez se ha levantado el secreto de sumario se ha conocido que la causa no pasará finalmente al juzgado de Violencia sobre la Mujer y continuará en el juzgado de Instrucción número 2 de Benidorm. Ello obedece a que la Guardia Civil ha descartado finalmente que entre el homicida y la víctima hubiese alguna relación sentimental, ni actualmente ni en el pasado.

Fuentes cercanas al caso explicaron ayer que los investigadores no han podido demostrar dicha relación, requisito indispensable para que judicialmente se catalogue como violencia de género. En breve, ese requisito será modificado mediante un decreto ley gracias al Pacto de Estado contra la Violencia de Género, que permitirá catalogar como machista cualquier agresión que tenga esos tintes, haya habido o no una relación entre víctima y autor.

Pero, hasta que no se produzca el cambio legal, la muerte de María no figurará en la lista oficial de víctimas mortales de la violencia de género.

Como publicó este diario la semana pasada, la hipótesis que barajaban los allegados a la víctima en su localidad natal de Talavera de la Reina era que el presunto homicida «estaba enamorado de ella» y que habrían mantenido una discusión cuando María le contó que había vuelto con su excompañero. Pere podría haber intentado convencerla para que no reanudara su relación y entablaron una disputa durante la cual el hombre cogió una escopeta y le disparó.

La Guardia Civil baraja que ella rechazó mantener una relación con su agresor más allá de la amistad que tenían y a partir de ahí se produjo una discusión. En el transcurso de la disputa Pere cogió una escopeta Benelli con un cargador con cuatro cartuchos y disparó a María en tres ocasiones.

El primer disparo lo falló. María debió poner la mano y esquivó el tiro, aunque le rozó porque tenía alguna lesión. Sin embargo, a continuación le pegó dos tiros más que le causaron la muerte, uno en el abdomen y otro en el cuello.

Instantes después, en el mismo lugar desde el que disparó a María, se metió el cañón de la escopeta en la boca y se quitó la vida de un disparo.

María habría retomado una relación con una expareja con la que tenía un antecedente de malos tratos en 2005 y esta persona fue la que dio la voz de alarma a la Guardia Civil al preocuparse porque no podía contactar con ella. Los investigadores comprobaron que este hombre no tenía implicación alguna en el homicidio.

La escopeta usada para matar a María era propiedad de Pere y tenía los permisos en regla.