Los Premios Jaume I han reivindicado este lunes derribar el muro entre la investigación y el mundo real de la empresa para que la investigación "no sea un agujero negro sin salida" y los avances y las patentes conseguidas "no caigan en saco roto" y lleguen al mercado.

Los seis galardonados han ofrecido este lunes una rueda de prensa conjunta, dos días antes de recibir los premios de manos del Rey Felipe VI en un acto que se celebrará en la Lonja de València.

Al respecto, el Premio al Emprendedor, Enrique Silla, ha explicado que "no existe innovación si no hay implantación" porque "implantar una cosa significa convertirla en producto, venderla y que a través de su llegada al mercado impacte a la sociedad".

En ese sentido, ha apuntado que se trata de conseguir que la investigación "no sea un agujero negro donde las ideas entran y no salen" sino que hay que "sacarlas , convertirlas en productos y que lleguen al mercado".

En ese sentido, ha apuntado que "ahí falta 'el link'" porque parece que cuando se consigue una patente "toda termina" y es " al revés, cuando una patente sale todo empieza" para que "no caiga en saco roto". Por ello, ha apostado por derribar el muro entre la investigación y el mundo de la empresa.

Este empresario ha anunciado que destinará el premio a crear junto a la Universitat Politécnica de València una cátedra de sostenibilidad trasversal.

Asimismo, el premio Nuevas Tecnologías, Ramón Martínez, ha apuntado que la mayoría del dinero va a la investigación de excelencia, mientras que "hay muy poca financiación para saltar ese muro" y que una vez se tenga una patente se puede seguir avanzando" de forma que la patente "acaba muriendo porque no hay esa financiación para seguir".

Por su parte, la Premio Jaume I en Investigación Básica, María Vallet, ha considerado también "imprescindible" que "el laboratorio llegue a la cama del enfermo" y ha defendido una mayor "interrelación" para desarrollar soluciones prácticas.

En ese sentido, ha esgrimido que resulta más efectivo si es el médico quien concreta qué problemas debe afrontar y luego desde el laboratorio se les trata de dar respuesta que a la inversa. Con todo, ha apuntado que hay que resolver cómo resultan atractivas las patentes para el empresario y que pueda ganar dinero con su desarrollo.

Por su parte, la premio en Investigación Médica, Dolores Corella, ha explicado que en ciencia de salud hay que distinguir entre aquellos conocimiento en beneficio del interés público para que siga evolucionando la ciencia de otros que suponen una generación de conocimientos "muy específicos muy concretos que se patentan y de los que pueden verse beneficiados empresas determinadas con patentes".

Corella ha apuntado que es aquí donde se registran fallos y para subsanarlos se requiere que sean las empresas quienes comuniquen con los investigadores y les trasladen sus problemas específicos para darles solución.

Del mismo modo, el Premio de Protección en Medio Ambiente, Íñigo Losada, ha defendido una innovación para hacer a las empresas más competitivas y en ese sentido ha apuntado que no solo es un problema de dinero sino cultural para poner de relieve "el valor que puede tener un investigador en una empresa".

Así, en España, ha comentado que a diferencia de otros países como Alemania o Estados Unidos, el doctor no tiene un espacio dentro de la empresa y que pueda hacer de puente entre sus necesidades y la calle.

Por último, el premio de Economía, Xavier Freixas, ha apunta que depende del modelo que se quiera para España. Así, ha argumentado que una economía sustentada en el ladrillo o en el turismo puede funcionar "en una sociedad cerrada sobre sí misma", pero ha recalcado que "el crecimiento de verdad está sustentado en las nuevas tecnologías". Por ello, hay que pensar en largo plazo y en incentivos para la transferencia de la ciencia a la empresa.